Nadie podía imaginar que el 2020 sería un año en donde la humanidad sería azotada por un virus que causaría la muerte de cientos de miles de personas, nos obligaría a alejarnos de nuestros seres queridos y a trabajar en la ‘seguridad’ de nuestros hogares. La distancia social, el lavado de manos y el uso de cubrebocas quizá se integren a nuestra vida diaria por los siguientes años, incluso después de encontrar una vacuna o tratamiento. Por lo anterior, hoy queremos reflexionar contigo acerca de una de las graves consecuencias que también ha traído la pandemia: los empleos perdidos por el COVID-19.
La pandemia del desempleo
Negocios cerrados. Calles vacías. Clases ausentes. Videoconferencias. Cuentas por pagar. Dinero que no llega porque no hay clientes. Recorte de personal. Despidos. Deudas. Incertidumbre. Todo eso en medio del temor a enfermarse o contagiar a alguien. En los ya varios meses que la pandemia por COVID-19 golpeó a nuestro país, hemos visto escenas surrealistas como las compras de pánico por papel higiénico, hasta un semáforo epidemiológico en naranja, que parece verde, pero en realidad es rojo (en un guiño a las aguas frescas del Chavo del 8).
Desde el privilegio de quedarse en casa, hasta las reacciones de los diferentes gobiernos que han sido insuficientes para contener la crisis económica derivada de la pandemia; queda claro que, si bien el COVID-19 no discrimina entre clases sociales sobre a quién contagia, lo cierto es que quiénes más padecen sus efectos son los más vulnerables. Aquellos que pertenecen a la economía informal o a alguno de los sectores más golpeados como el sector turismo o el ramo restaurantero, son los que ahora viven con incertidumbre de si mañana tendrán trabajo o no. Si no es que lo han perdido ya y no saben cuándo encontrarán empleo nuevamente.
Desde el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia con el cierre de los negocios no esenciales a mediados del mes de marzo, hasta los primeros días de junio (y más con el semáforo epidemiológico), las PyMES que sostienen la economía del país han tenido que enfrentarse a más de 90 días sin ingresos o con ventas reducidas pero, con el reto de continuar pagando rentas, sueldos, impuestos y demás costo fijos. Lo que ha llevado a muchos actores económicos a reducir sus plantillas o incluso a bajar la cortina de forma permanente.
Más de un millón de empleos perdidos
De acuerdo con cifras del propio Instituto Mexicano del Seguro Social, entre los meses de marzo a junio de 2020, se ha perdido un acumulado de un millón 113,677 empleos formales. Para que te des una idea, esto es casi el equivalente a llenar 13 veces la capacidad total del estadio azteca. Y sin embargo, esto no es el final del desempleo para nuestro país: en entrevista para El Financiero, Carlos López Jones, un experto economista, estima que «recuperar el nivel de empleo que se tenía antes de la pandemia tardaría lo que resta del sexenio», es decir, hasta 2024.
Con ventas entre un 30% y 60% y con la llegada de la temporada de influenza en el invierno próximo, la amenaza de que una segunda Jornada Nacional de Sana Distancia toque las puertas de los negocios que apenas han reabierto sus puertas, es muy real.
¿Qué es lo que debería de estar pasando?
En tiempos de crisis, no existe una sola receta para disminuir y superar los efectos de la propia recesión. De acuerdo con el informe «¿Cómo proteger los ingresos y los empleos? Posibles respuestas al impacto del coronavirus (COVID-19) en los mercados laborales de América Latina y el Caribe « publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo, se sugieren varias medidas que los gobiernos de la región pueden tomar para combatir los efectos económicos causados por la pandemia.
A corto plazo y en plena recesión, los gobiernos pueden realizar transferencias monetarias a personas registradas en programas de transferencias condicionadas, cosa que ya sucede con una gran cantidad de programas sociales de gobierno federal, pero que aún así se sienten insuficientes. También, para ayudar a los trabajadores del sector informal o que perdieron su empleo a causa de la recesión se sugiere activar un programa de empleo temporal para suavizar el consumo, conservar habilidades y fomentar la experiencia laboral, cosa que ya sucede también con el programa de «Jóvenes Construyendo el Futuro» pero que por las propias características de este programa, deja de lado a un importante sector de la población que recién perdió su empleo; además, se sugiere aplicar subsidios salariales como descuentos en impuestos o contribuciones a la seguridad social que pagan los empleadores a fin de preservar fuentes de empleo; una medida solicitada por muchas empresas desde el inicio de la pandemia pero, que el gobierno federal se ha mostrado reacio en querer implementar, además de considerar un seguro de desempleo, que en el caso de la Ciudad de México, se le acabó el presupuesto hace más de un mes.
¿Qué opciones existen para el desempleo?
Por ahora las opciones parecen limitadas. Por un lado, están las condiciones clásicas de las que se pueden echar mano cuando te encuentras en el desempleo: hacer un retiro de tu AFORE, pedir una prorroga en el INFONAVIT o retirar tus ahorros en esta institución. También, existe la opción de apoyarse en los programas sociales del gobierno federal y locales, como los Créditos a la Palabra (tandas del bienestar), aunque para ello deberías de estar registrado en algún listado de la Secretaría del Bienestar; o los créditos que da el gobierno de la CDMX a través del FONDESO, que también se encuentran saturados.
Ahora bien, si eres de los que se encuentra en el desempleo a causa de la pandemia, parece que encontrar empleo no será algo fácil, pero aprovecha todos los recursos que tenemos en nuestro sitio sobre CV, entrevistas de trabajo y habilidades blandas, para que tu búsqueda de empleo dure lo menos posible.
Y si todavía tienes empleo, continúa capacitándote con alguno de nuestros cursos en línea y no olvides de apoyar a los pequeños comerciantes de tu localidad comprando en sus tiendas; las PyMES mueven a este país y no las grandes empresas transnacionales.
¡Vendrán tiempos mejores!