¿Cómo hacer un currículum sin experiencia laboral?

El currículum es tu carta de presentación, es la forma en que te “vendes” y, en la mayoría de los casos, una de las mejores herramientas para conseguir un buen trabajo.

¿Cómo hacer un currículum? (si tienes experiencia profesional)

El CV es tu carta de presentación, la forma en que te “vendes” y, en la mayoría de los casos, una de las mejores herramientas para conseguir un buen trabajo.

Como en muchas cosas, importa tanto el qué hiciste como el qué tan bien lo hiciste. Así que no solo se trata de enumerar responsabilidades y proyectos sino que debes dar detalles de las acciones que llevaste a cabo, de los resultados que conseguiste y del contexto en el que lo hiciste. Todo debe estar orientado a transmitir, y en cierta forma vender, por qué tú eres el candidato ideal para ese trabajo.

De forma breve pero detallada tu CV debe dejar muy claro lo siguiente: quién eres, qué sabes hacer, qué has hecho, desde cuándo lo has hecho y qué tan bien lo has hecho. Es importante que tu CV muestre claramente cómo tus estudios, tu experiencia profesional, tus intereses y tus actividades extracurriculares se relacionan y se complementan entre sí.

Un buen CV lo mismo habla de competencias “duras” (conocimientos de programación, capacidad de realizar análisis financieros sofisticados, habilidad para hacer valuaciones de proyectos sociales, habilidades para realizar planos de construcción, etc.) que de competencias “suaves” (liderazgo, trabajo en equipo, comunicación oral y escrita, solución de conflictos, habilidad para negociar, experiencia en ventas, etc.). Recuerda que más que solo enlistar responsabilidades y proyectos debes dar información sobre los resultados que obtuviste y el contexto en el que lo hiciste.

¿Te han presentado o has conocido a alguien a quien, en un par de minutos, tienes que decirle a qué te dedicas? Bueno, pues así como tienes muy poco tiempo para contestarle a esa persona, y dejarle una muy buena impresión, también tienes muy poco tiempo, quizás menos, para que alguien (1) lea tu CV; y (2) lo ponga en la lista de entrevistas y no en el basurero. ¿Cómo lograrlo? Ante todo, debes buscar ser así: preciso, claro y siempre tener presente quién va a leer tu CV. No olvides esto último. Tu CV no es el único que va a leer esa persona y nunca hay una segunda oportunidad para arreglar una primera impresión. Así que dedícale todo el tiempo que puedas a la elaboración de tu CV.

Hay muchas “recetas” y “modelos” de CV pero básicamente debe tener tres secciones: Educación para todo lo que tenga que ver con lo que aprendiste e hiciste durante tu estancia en la Institución de Educación Superior a la que asististe; Profesional en donde se encuentra la información sobre dónde has trabajado, qué has hecho y cuáles son las responsabilidades y resultados que has alcanzado; y una última sección de Información Adicional para todos aquellos datos que consideres relevantes pero que no tienen que ver con las otras categorías.

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Debe contener muchos verbos y estar escrito en primera persona del singular (vendí 20 máquinas, diseñé un proceso para reducir costos, resolví un conflicto con nuestro principal cliente, organicé cursos de capacitación para mejorar la productividad de la fábrica, etc.). Debe ser muy “amigable” con el lector y permitirle, muy rápido, identificar en dónde has trabajo, qué tipo de cosas has hecho, qué sabes hacer y qué tipo de competencias y conocimientos tienes. Por ello es muy importante que esté ordenado y bien estructurado.

Piensa en todo momento en la persona que va a leerlo. Pregúntate: ¿cuántos CV tendrá esa persona en su escritorio o buzón de correo electrónico? ¿Qué debe tener tu CV para capturar su atención y conseguirte una entrevista? ¿Qué tipo de perfiles o competencias está buscando esa persona? ¿Cuáles son las palabras o competencias que esa persona quiere identificar? ¿Qué estructura y contenido le facilitará al lector el evaluar tu perfil y eventualmente seleccionarte?

Por último, si ya terminaste tu CV y según tú está listo, hazte un gran favor y entrégaselo a (A) una persona que NO te conozca muy bien; y (B) una persona que SÍ te conozca perfectamente. Es muy importante que busques a esas dos personas. No te quedes con la opinión de solo uno de ellos pues quieres que la primera te ayude a ver qué tanto explica, o no tu CV de ti, y que la segunda —que te conoce muy bien— sirva como “filtro” para ver si no hay algo importante que no estás mencionado, por olvido o porque consideraste que no era muy importante.

Una vez que lo hayan visto, pídeles que te digan, de acuerdo a lo que acaban de leer (1) qué es lo que sabes hacer; (2) qué es lo más importante que has hecho; (3) cuáles son tus principales competencias; y (4) si te contratarían, o no, con base en lo que acaban de leer. Repite este proceso tantas veces como consideres necesario.

¡Mucha suerte!

Cómo conseguir prácticas profesionales o pasantías

Para aprender algo se requiere la teoría pero también la práctica.

El problema es que la mayoría de nosotros olvidamos que esta regla aplica también para nuestro desarrollo profesional. Son muchos los jóvenes que egresan de la universidad sin nunca antes haber trabajado y es muy común que no pase mucho tiempo antes de darse cuenta de que están inmersos en un círculo vicioso en donde no los contratan por que no tienen experiencia y no pueden adquirir experiencia por que nadie los contrata.

El rechazo a causa de la falta de experiencia laboral es un problema muy común que experimentan los jóvenes al salir de la universidad. La Encuesta de Competencias Profesionales 2014 señala que el 28 por ciento de las empresas reportaron que la principal razón por la que rechazan a un joven profesionista se debe a su falta de experiencia. Si bien esto podría parecer exagerado, cuando un joven nunca ha trabajado, la empresa se ve obligada a poner de su tiempo y esfuerzo en capacitarlo para el mundo laboral.

¿Qué debes hacer para conseguir experiencia? La respuesta es más sencilla de lo que parece. Las prácticas profesionales son tu mejor opción pues no sólo complementan tu formación como estudiante sino que además te dan la oportunidad de aprender los conocimientos y los comportamientos que se requieren fuera del aula. Por otra parte, la experiencia y conocimientos que acumules te ayudarán a enriquecer tu CV y podrás tener acceso a una nueva red de contactos profesionistas. Ahora, no todas las universidades y planes de estudio le ofrecen a sus estudiantes esa modalidad. Si ese es tu caso, no hay porque desanimarse puesto que muchas empresas tienen programas de pasantías que te brindan prácticamente las mismas ventajas.

¿Cómo conseguirlas? En caso de que tu plan de estudios no incorpore prácticas profesionales, hacer una pasantía es relativamente fácil. Puedes comenzar por buscar oportunidades en la bolsa de trabajo de tu universidad o acudir a las ferias de empleo que se organizan para estudiantes. Además, tú mismo puedes ponerte en contacto con las empresas en las que te interesaría trabajar. La mayoría ofrecen programas de pasantía o de servicio social para estudiantes.

Puedes encontrar oportunidades de prácticas profesionales, incluso becadas, en plataformas en línea como Bumeran, OCC, LinkedIn y otras. También existen organizaciones en México que te ayudan como Pro Meritum, Pro Becarios, In Roads, CIA de talentos y BeWanted, por mencionar algunas. Echa un vistazo también dentro de los sitios web de las empresas que te interesan, todas tienen una sección llamada “Careers”, “Únete a nuestro equipo” o parecidas y todas te mostrarán las vacantes dentro de la empresa entre las que pueden haber oportunidades de becarios, es decir, prácticas profesionales becadas.*

Por último, si eres de los que sueña con una experiencia distinta o te resulta difícil combinar los estudios con el trabajo, son muchas las empresas trasnacionales y organismos internacionales que ofrecen pasantías de verano o internships. Si bien es más complicado encontrar una pasantía de verano a través de la universidad, no olvides que hay muchos sitios de internet como www.internships.com donde podrás acceder a las vacantes de verano que postulan las empresas en todo el mundo.

Aprovecha al máximo la experiencia

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Sí ya lo lograste, haz de esta experiencia una magnífica oportunidad para conseguir un trabajo permanente de tiempo completo. Ponte en los zapatos del reclutador o de la empresa. ¿Qué mejor examen de admisión o proceso de reclutamiento que poder ver a alguien trabajar y desempeñarse en su lugar de trabajo? Sin duda una buena práctica profesional te abrirá muchas oportunidades así que aprovéchala al máximo.

Lo que no puede faltar en tu carrera

Todos los días haces tu tarea. Bien. Antes de cada clase revisas tus notas y lees los capítulos y artículos que el profesor dejó como material de preparación para la clase. Muy bien. Participas activamente de una forma que enriquece la discusión en clase. Perfecto. En fin, eres un muy buen estudiante.

Ahora bien, ¿es suficiente eso para ser un profesionista exitoso? La respuesta es un rotundo NO. No es suficiente porque más allá de lo que se enseña en la clase (conceptos, fórmulas, herramientas, metodologías, etc.), o tu desempeño como estudiante, es necesario que también investigues entre otras cosas:

– Qué tipo de industrias o sectores de la economía son las que tienen un futuro más atractivo.

– Cuáles son los puestos y áreas más importantes en esas industrias y sectores de la economía.

– Qué tipo de perfiles buscan esas empresas.

– Cuáles son las competencias que más se demandan.

¿Por qué es importante esto? La transición entre la escuela (vida de estudiante) y la empresa (vida profesional) no se da de forma inmediata. De hecho en muchas ocasiones es bastante lenta y complicada. ¿Por qué? Entre muchas cosas porque casi siempre hay más aplicantes (buscadores de empleo) que vacantes (puestos disponibles).

Más allá de este problema de oferta/demanda tienes que tener presente que desde el punto de vista de los reclutadores no es fácil distinguir a los buenos de los malos candidatos. Entre otras cosas porque se presenta un problema de información asimétrica, en donde los reclutadores no saben lo que tú sabes. Esto es, no te conocen tan bien como tú te conoces. No saben con absoluta certeza qué conocimientos tienes, qué competencias has desarrollado, qué personalidad tienes, qué estilo de trabajo tienes y —más importante—, cuáles son los objetivos profesionales que buscas.

Así que con el fin de reducir ese problema de información asimétrica y, en especial, de ayudarle a las empresas a conocerte mejor es muy importante que seas proactivo y pongas atención en las siguientes dos cosas: (a) averiguar todo lo que puedas sobre las industrias y empresas que te interesan; y (b) aprender las cosas y desarrollar las competencias que les resultaran más atractivas a estas industrias y empresas.

Ahora bien, si nos enfocamos en lo que en términos de “competencias” debes hacer, lo primero para hacer es entender bien qué significa el término “competencia”. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) se entiende por “competencias” a aquellas habilidades y capacidades adquiridas a través de un esfuerzo deliberado y sistemático por llevar a cabo actividades complejas. Es decir, es la capacidad que se consigue al combinar conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones y al aplicar eso en un determinado contexto: en la educación, el trabajo o el desarrollo. Una competencia no está limitada a elementos cognitivos (uso de teorías, conceptos o conocimientos implícitos), sino que abarca tanto habilidades técnicas como atributos personales.

Por lo general las competencias se dividen en estos dos grandes grupos: aquellas relacionadas con conocimientos profesionales, con herramientas de trabajo o con técnicas de producción y aquellas que más bien se relacionan con la forma en que las personas trabajan juntas, interactúan, se comunican o manejan sus emociones. A las primeras se les conoce como competencias técnicas o “duras”, mientras que a las segundas como sociales o “suaves”.

En general, las “duras” se desarrollan y fortalecen dentro del salón de clase mientras que las “suaves” se adquieren y trabajan fuera de este. Esto es en general, pero en realidad es posible desarrollar unas y otras en cualquier contexto. Es importante que busques desarrollar ambos tipos de competencia aunque, según sean las características de la empresa y del puesto de trabajo, quizás tengas que concéntrate más en unas que en otras.

En el capítulo 3 del Reporte de la Encuesta de Competencias Profesionales 2014 podrás encontrar una lista con las principales competencias por categoría.

Las que suelen ser más suaves están agrupadas de la siguiente forma:

-Herramientas de comunicación.

-Comunicación con otros.

-Trabajo en equipo.

-Innovación/Emprendimiento.

-Liderazgo.

-Imagen Personal.

-Eficiencia Personal.

-Inteligencia Emocional.

-Cultura General.

Mientras que las que suelen ser más duras están agrupadas así:

-Tecnologías de la información.

-Operaciones-Logística.

-Conocimientos Técnicos de Ingeniería.

-Cuantitativo: Estadístico.

-Cuantitativo: Matemático.

-Cuantitativo: Análisis de datos.

-Cuantitativo: Financiero – Contable.

*Marketing y Ventas es una de esas categorías que por su naturaleza y por el tipo de habilidades que requiere cae en ambas.

Tipos de educación superior. ¿Qué me conviene más?

Vivimos en un mundo globalizado, donde la tecnología avanza con gran rapidez y hace que día a día surjan nuevos conceptos y competencias por aprender o profundizar. Es decir, la necesidad de actualizar y contar con un mayor conocimiento y conjunto de habilidades es el factor común de nuestro tiempo. Además,  tener un título de educación superior viene acompañado de buenos incentivos. Quizá el más importante es el premio salarial, que quiere decir que los jóvenes egresados de una Universidad o Instituto ganan en promedio un sueldo mayor que aquellos que únicamente llegaron a la preparatoria. En suma, la educación superior es un mecanismo por medio del cual se pueden obtener conocimientos y hacer frente a la exigencia de estar cada vez mejor preparados.

La universidad no es la única opción. La educación superior no se limita a estudiar una licenciatura o ingeniería. Hay varias opciones educativas después de salir del bachillerato y cada una tiene pros y contras. Ante la pregunta de “¿qué me conviene más?” es indispensable que antes de intentar contestarla tengas una buena idea del tipo de cosas que te gustaría hacer en tu vida profesional y cuáles son los medios para cumplirlas. Si no tienes muy claro qué quieres hacer quizá es oportuno contestar nuestro test de competencias pues te dirá qué tipo de competencias son afines o te interesan más.

Si tienes claro qué quieres hacer, el siguiente paso es dedicarle tiempo a evaluar qué opciones de educación superior están a tu alcance. Recuerda que hay más opciones que sólo estudiar una licenciatura o ingeniería. En realidad, la manera de elegir un programa o modalidad de estudio responde a cuestiones muy personales. Al momento de elegir te puedes hacer las siguientes preguntas: ¿Cuánto tiempo tengo o quiero pasar estudiando? ¿Necesito trabajar mientras estudio? ¿Prefiero estudiar algo de manera más general o más práctica?

¿Cuáles son los distintos tipos de educación superior?

En México existen tres opciones para continuar tus estudios una vez que sales de la preparatoria.

1. Técnico Superior Universitario

El título de técnico superior universitario se puede considerar como un nivel que está entre el bachillerato y la licenciatura, y que posee un enfoque dual. Combina tanto el aprendizaje en el aula con la práctica de estos conocimientos en talleres o laboratorios que simulan un ambiente más similar al de una empresa. Además, en la mayoría de los programas el último cuatrimestre del programa se cursa completamente en el sector laboral, a través de una estadía en lugares de trabajo para que el estudiante adquiera y ponga en práctica lo aprendido. La duración de los estudios de técnico superior universitario son de dos a tres años.

Al concluir tus estudios obtendrás un título que te avala como profesionista de cierto campo y, en algunos casos, podrás optar por validar tus estudios para incorporarte o inscribirte en un programa de licenciatura o ingeniería. Aunque ten cuidado, pues la mayoría de los programas de TSU son de carácter terminal.

2. Licenciatura o ingeniería

Esta es la opción más popular entre los jóvenes de nuestro país, pues alrededor del 90 por ciento de los inscritos en la educación superior cursan una licenciatura. Los programas de estudio de esta duran en promedio cuatro años y tienen un enfoque más general que los programas de TSU. Los programas de estudio que concentran la mayor parte de los estudiantes en estas modalidades son Administración, Contabilidad, Derecho, Educación, e Ingenierías. Además, la demanda por estos programas se ha mantenido constante a lo largo de los últimos años.

Al concluir tus estudios recibirás un título de Licenciado o Ingeniero que te permitirá acceder a estudios más avanzados o de posgrado, como maestría o doctorado.  Además, para muchos trabajos, el contar con un título universitario de este tipo es esencial. A nivel nacional existen más de 3,000 escuelas (tanto públicas como privadas) que ofrecen este tipo de programas, aunque la calidad de los programas que ofrece cada una de estas instituciones varía.

3. Escuela Normal Superior

Estudiar en la  Escuela Normal Superior significa que te interesa prepararte para llegar a ser docente o profesor.

Al salir de la ENS obtendrás un título de licenciatura en Educación Preescolar, Primaria o Secundaria con especialidades en distintas materias tales como español, matemáticas, biología, química, geografía, historia y lengua extranjera, así como en Educación Especial, Educación Física y Educación Preescolar, y Primaria Intercultural Bilingüe.  El programa de estudios dura cuatro años, en donde se aprenden conceptos sobre la docencia de forma teórica y práctica, además de llevar a cabo prácticas formativas.

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¿Qué buscan las empresas en los recién egresados?

¿A qué retos se enfrentan los recién egresados cuando buscan trabajo?

Las empresas no sólo se fijan en el título universitario o técnico que tengas sino en los conocimientos y lo que sepas hacer con esos conocimientos, es decir, en las competencias que tienes. En este sentido, tu título es únicamente un filtro inicial, lo verdaderamente importante está en lo que sabes hacer. Por eso es importante saber qué buscan las empresas en los recién egresados, cuáles son esas competencias que más buscan los empleadores en los jóvenes para que te asegures de adquirir y desarrollarlas lo más que puedas.

A continuación te presentamos ¿qué buscan las empresas en los recién egresados?, es decir, las competencias más importantes para las empresas, específicamente para las áreas de recursos humanos: finanzas y contabilidad; mercadotecnia y ventas; sistemas y tecnología; administración y dirección y producción y operaciones a nivel nacional.

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Test de intereses profesionales (competencias)

Haz click para hacer el “Test de Interés en Competencias” que, a diferencia de otros test y herramientas, no te dice qué carrera te gustaría estudiar sino más bien te decimos cuáles, de acuerdo a tus intereses y preferencias, son las competencias que estás interesado en desarrollar.

Por ejemplo, podrás ver si estás interesado en competencias como “administración de proyectos” o “generación de nuevas ideas”.

¿Para qué te sirve esto? Para mucho. En un ambiente laboral tan dinámico y exigente en el que vivimos actualmente es muy importante que además de contar con títulos y certificaciones, desarrolles y fortalezcas las competencias que son demandadas por las empresas. Atrás quedaron los tiempos en que el “papelito” te abría las puertas. Ahora además del “papelito” (las certificaciones siguen siendo muy importantes) es necesario que puedas demostrar cuáles competencias tienes y qué tan bien las dominas.

Elegir qué estudiar es solo una parte de la historia. Una verdadera elección de carrera incluye el análisis, la evaluación y la decisión de qué competencias quieres estudiar.

Por favor sé sincero y contesta cada una de las siguientes preguntas. Al final de la prueba, cuando veas las competencias recomendadas, compáralas con aquellas competencias que están siendo requeridas por estado, sector económico y área dentro de una empresa . También puedes comparar planes de estudio universitarios de acuerdo con qué tanto reflejen las competencias que identificaste en esta prueba.

¿Cómo elegir carrera? Un enfoque diferente

Elegir significa “…escoger, preferir a alguien o algo para un fin”.

Quizás nunca antes has tenido delante de ti una elección tan importante en términos del costo (dinero y tiempo) y sobretodo del impacto que tendrá en tu vida. Por ello es necesario que (1) te informes, (2) analices y evalúes las diferentes opciones y (3) tomes una decisión razonada y responsable sobre la carrera que quieres estudiar.

Elegirla va más allá de qué y dónde (institución y lugar) estudiar.  Escoger una carrera o un programa de estudios superiores es dar un primer paso en lo que será tu proyecto de vida profesional. Si bien más adelante es posible que hagas cambios o ajustes el título que obtengas y la institución en donde decidas estudiar; es algo que siempre te acompañará a lo largo de tu vida.

A continuación te ofrecemos una guía muy útil para elegir carrera y universidad. Como podrás ver en ella, una de las primeras cosas que tienes que hacer es averiguar MUY BIEN qué te ofrece el programa y la universidad para después compararlo con lo que nosotros consideramos es obligación de la universidad ofrecerte (Sección “La universidad debe darte”).  Antes de elegir es necesario que hagas tu “tarea” para que no te vayan a dar “gato por liebre”.

Por otra parte, queremos que tengas muy claro que la universidad no es la única responsable de tu educación. Mucho de lo que aprendas y desarrolles dependerá de ti. Por ello, también te ofrecemos consejos sobre lo que es responsabilidad tuya (Sección “Tú debes aportar”).

En ese contexto, en esta guía podrás encontrar recomendaciones puntuales sobre cómo comenzar tu búsqueda (Sección “Elegir una carrera: Por dónde empezar”). También te ofrecemos una lista de preguntas que debes hacerle a los representantes (administrativos, académicos, alumnos y exalumnos) de las universidades en donde estés pensando aplicar (Sección “Antes de entregarle varios años de tu vida y posiblemente mucho dinero a una universidad o facultad, ¿qué preguntas debes hacerle?”).

Finalmente te ofrecemos como referencia algunos de los hallazgos de Profesionistas.org sobre las competencias que las empresas consideran que son más importantes y escasas. Esto con la idea de que tengas idea del tipo de competencias que debes buscar desarrollar y fortalecer durante tus estudios superiores.

Estás en una etapa muy importante de tu vida. Con esta guía buscamos ayudarte a elegir de forma razonada y responsable. Más que decirte qué estudiar, (en esta guía no pretendemos hacer eso) lo que buscamos es ayudarte a evaluar y a elegir aquellas carreras e instituciones que te ofrecen los mejores recursos para prepararte de manera adecuada y ser un profesionista exitoso.

Pero, si aún tienes algunas dudas respecto a cómo elegir carrera adecuadamente, te recomendamos este curso en línea de la Universidad de los Andes, para que puedas desarrollar habilidades para tomar una decisión adecuada e informada. E independientemente de cuál carrera elijas, te recomendamos este curso en línea, que te servirá como una introducción al aprendizaje universitario. 

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Sí al trabajo freelance

El espectacular sobre la avenida muestra el rostro de un joven de veintitantos sonriendo. Junto a él aparecen el nombre y logo de una universidad privada, una de tantas. “El 20% de nuestros egresados son freelanceros exitosos”, presume el letrero.

Un anuncio así no lo verás hoy en ninguna parte.

Primero, en la sociedad mexicana, la idea de ser profesionista independiente aún no se extiende. Si ser emprendedor es visto como una afición al peligro –algo que aplaudimos en la calle pero en privado rehuímos–, trabajar freelance es considerado como algo peor: una forma de sub-empleo, fracaso o hippismo; el resultado de la incapacidad para conseguir un empleo decente y normal. O sea, se piensa que trabajar freelance es siempre por necesidad, no por gusto.

Segundo, en la medida en que en México no somos particularmente emprendedores ni tenemos a muchos universitarios pensando en iniciar una empresa al graduarse, tampoco se nos antoja trabajar por nuestra cuenta. “Freelance, ¿yooo? ¿Y de dónde saco clientes?”, bosteza el universitario promedio. Este punto es interesante, porque todos los mexicanos afirmamos que somos “creativos”, “innovadores”, “movidos” o “abusados”. Pero la realidad es que no vemos a muchos emprendedores ni profesionistas independientes corriendo riesgos para atacar nuevos mercados, cambiar el status quo u ofrecer nuevas soluciones a problemas tradicionales.

Tercero, la mayoría de los jóvenes y profesionistas que, por su carrera y experiencia, podrían optar por la vía freelance, no hablan inglés. Al menos no lo hablan con suficiente dominio y fluidez. Esto es un gran problema, pues los mejores sitios para postular tus servicios  –por tamaño y paga– son globales y funcionan en ese idioma. Si tu área de expertise radica en el diseño de campañas publicitarias para museos y te limitas a ofrecerle tus servicios al mercado nacional, estarás frito. Ofrécele tu talento al mundo y pronto podrías estarle trabajando a un museo en Dublín, uno en Singapur y otro en Puebla.

Cuarto, la currícula en la mayoría de las universidades, en lo que concierne al freelancing, está totalmente empolvada. Cómo anunciarte, crear tu marca personal, identificar un nicho lucrativo, atraer clientes, cobrar y dar factura, ahorrar para el retiro –cuando no hay alguien más forzándote a hacerlo–, colaborar con otros profesionistas internacionales, e incluso ir creando un despacho, no es lo que la mayoría de los estudiantes ven hoy en las aulas. Las universidades siguen corriendo con un sistema operativo en el cual la meta de sus estudiantes es conseguir un empleo de tiempo completo en una gran empresa –trasnacional, de preferencia–, donde lo que no hayas aprendido o desarrollado durante la carrera lo adquirirás en la oficina.

Ya sea en nuestras familias, sociedad, gobierno o universidades, seguimos enganchados en una visión del mundo laboral que está siendo rebasada por los hechos.

La realidad es que la proveeduría independiente de servicios profesionales de alto valor agregado es un giro cada vez más importante entre la población, especialmente la más educada. Existen pocas cifras, pero sabemos que el INEGI considera ya a los “trabajadores independientes” –donde convergen desde choferes y jardineros hasta consultores y programadores– en una cifra superior a los 11 millones de personas. En algún punto de esa estadística –fuera de nómina pero ofreciendo servicios profesionales de alto valor agregado– se encuentra el segmento de los freelanceros.

Que nuestros universitarios tengan, aún si son empleados de tiempo completo, la capacidad no sólo de sobrevivir, sino de prosperar, trabajando por su cuenta, nos favorecería a todos. Los beneficios serían muchos; detengámonos aquí en dos:

Primero, la flexibilidad del trabajo independiente le viene especialmente bien a aquellos que quieren mantener el “control” de su tiempo y/o no desean desentenderse de sus hijos y/o han sido jubilados pero aun tienen energía para realizar ciertas actividades y/o proyectos.

Segundo, si queremos realmente tener más emprendedores, uno de los caminos naturales para lograrlo es que tengamos también más freelanceros exitosos, pues una etapa conduce a la otra. Al menos en la industria de servicios y bienes intangibles o digitales, si empleas marketing, usas plataformas electrónicas, sabes vender y cobrar, le das gusto a clientes en varios continentes, y estás viendo constantemente cómo inyectarle más valor a tu trabajo, estás recibiendo el entrenamiento perfecto para convertirte en empresario.

Por todo ello, saber ser freelance podría ser para ti un “plan B”, un “as bajo la manga”, un “paracaídas”. Podría ser una actividad secundaria que complemente el ingreso familiar. Podría ser la llave para combinar la generación de ingresos con el cuidado de los hijos u otro tipo de actividades. Podría ser la actividad de tu retiro. O simple y sencillamente, podría ser una actividad que se adapta a tu estilo de vida.

Cuando por fin veamos el potencial del freelanceo y abracemos su terca, y cada vez más extendida presencia, nos daremos cuenta de que el rostro sonriente en aquel espectacular… podría ser el nuestro

¿Por qué estudiar una licenciatura o carrera técnica?

Vivimos en un mundo globalizado, donde la tecnología avanza con gran rapidez y hace que día a día surjan nuevos conceptos y competencias por aprender o profundizar.

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Es decir, la necesidad de actualizar y contar con un mayor conocimiento y conjunto de habilidades es el factor común de nuestros tiempos. La educación superior es un mecanismo por medio del cual se pueden obtener dichos conocimientos y hacer frente a la exigencia de estar cada vez mejor preparados.

Por otro lado, estudiar una carrera técnica o licenciatura viene acompañado de buenos incentivos. Quizá el más importante es el premio salarial, que quiere decir que los jóvenes egresados de una Universidad o Instituto ganan en promedio un salario mayor que aquellos que únicamente llegaron a la preparatoria. Además, existen otros beneficios no salariales que se correlacionan o que vienen con una educación superior.

Sin embargo, ¿cómo elegir la opción de estudio más apropiada?

En realidad, la manera de elegir un programa o modalidad de estudio responde a cuestiones muy personales. Al momento de elegir te puedes hacer las siguientes preguntas: ¿Cuánto tiempo tienes (quieres) pasar estudiando? ¿Necesitas trabajar mientras estudias? ¿Prefieres estudiar algo de manera más general o más práctica?

¿Cuáles son las distintas opciones para obtener una educación superior?

En México existen tres opciones para continuar tus estudios una vez que sales de la preparatoria.

1.1.     Técnico Superior Universitario

El título de técnico superior universitario se puede considerar como un nivel que está entre el bachillerato y la licenciatura, y que posee un enfoque dual, pues combina tanto el aprendizaje en el aula con la práctica de estos conocimientos en talleres o laboratorios que simulan un ambiente más similar al de una empresa. Además, en la mayoría de los programas el último cuatrimestre del programa se cursa completamente en el sector laboral, a través de una estadía en lugares de trabajo para que el estudiante adquiera y ponga en práctica lo aprendido. La duración de los estudios de técnico superior universitario son de dos a tres años.

Al concluir tus estudios obtendrás un título que te avala como profesionista de cierto campo y, en algunos casos, podrás optar por validar tus estudios para incorporarte o inscribirte en un programa de licenciatura o ingeniería. Aunque ten cuidado, pues la mayoría de los programas de TSU son de carácter terminal.

Técnico Superior Universitario

Ventajas Desventajas
Obtienes experiencia laboral No hay tanta oferta de programas como el Lic.
Mas salario que aquellos con solo bachillerato Menos salario  (en promedio que los egresados de Licenciatura)
Obtienes un título en poco tiempo (2 años) Desgraciadamente estos títulos no tienen el prestigio que tiene un título de licenciatura o ingeniería

 

1.2.     Licenciatura o Ingeniería

Esta es la opción más popular entre los jóvenes de nuestro país, pues alrededor del 90 por ciento de los jóvenes inscritos en la educación superior cursan una licenciatura. Los programas de estudio de licenciatura duran en promedio cuatro años y tienen un enfoque más general que los programas de TSU. Los programas de estudio que concentran la mayor parte de los estudiantes en estas modalidades son Administración, Contabilidad, Derecho, Educación, e Ingenierías.[1] Además, la demanda por estos programas se ha mantenido constante a lo largo de los últimos años.

Al concluir tus estudios recibirás un título de Licenciado o Ingeniero que te permitirá acceder a estudios más avanzados o de posgrado, como maestría o doctorado.  Además, para muchos trabajos, el contar con un título universitario de este tipo es esencial. A nivel nacional existen más de 3,000 escuelas (tanto públicas como privadas) que ofrecen este tipo de programas, si bien la calidad de los programas que ofrece cada una de estas instituciones varía.

Licenciatura o Ingeniería

Ventajas Desventajas
Título más reconocido en el mundo laboral Mucho tiempo
Diversidad de especialidades o temas
Posibilidad de continuar estudiando una maestría o doctorado

 

1.3.     Escuela Normal Superior

Estudiar en la  Escuela Normal Superior significa que te interesa prepararte para llegar a ser docente o profesor.

Al salir de la ENS obtendrás un título de licenciatura en Educación Preescolar, Primaria o Secundaria con especialidades en distintas materias tales como español, matemáticas, biología, química, geografía, historia y lengua extranjera, así como en Educación Especial, Educación Física y Educación Preescolar, y Primaria Intercultural Bilingüe.  El programa de estudios dura cuatro años, en donde se aprenden conceptos sobre la docencia de forma teórica y práctica, además de llevar a cabo prácticas formativas.

Escuela Normal Superior

Ventajas Desventajas
Enfoque claro en temas docentes Campos de trabajo limitados o (muy específicos)
Diversidad de especialidades o temas Relativamente poca oferta de instituciones donde estudiar
Posibilidad de continuar estudiando una maestría, especialidad o doctorado

 

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