Tener trabajo se siente gratificante, especialmente los días de paga, te hace sentir útil para la sociedad y especialmente, evita toda la ansiedad relacionada con el desempleo y el pago de deudas; pero llega un punto en la vida de todo empleado donde seguramente siente pasos en la azotea, su sentido ‘aracnidogodín’ le dice que algo está mal. Así pues, con el objetivo de que puedas reconocerlas y prepararte para lo que viene, te presentamos señales de que te van a despedir.
Tener la incertidumbre de si mañana tendrás trabajo o no es una de las cosas más miserables que le puede pasar a un profesionista. Va contra todo lo que concebimos como ‘estabilidad en el empleo’ y corta violentamente con lo sueños y proyectos a largo plazo, o en otras palabras, es imposible que pueda pensar en comprar un auto o una casa, si no sé si tendré trabajo mañana.
De la misma manera, tenemos un sexto sentido que nos avisa cuando las cosas están mal pero a veces no lo tenemos entrenado como para entender lo que nuestro cerebro quiere decir. Así que hemos reunido estos grupos de señales para que confirmes lo que sospechas.
La guerra fría
También lo puedes llamar ‘ley del hielo’, ‘y si hacemos un muñeco’ o ‘winter is coming’ porque de un momento a otro parece que todo se ha enfriado.
Los compañeros de trabajo ya no te cuentan cosas, o ‘sin querer’ ya no te llegan correos importantes que competen a tu chamba y cuando preguntas si se debe a fallos del sistema o ‘accidentes. Incluso pueden ser cosas más sutiles, como cuando ya no te invitan a las celebraciones de cumpleaños o a salir después del trabajo, hasta incluso que tu jefe evita hablar contigo y cuando lo buscas para hablar con él, te dice que no tiene tiempo o que va a checar su agenda.
El aburrimiento
De pronto te das cuenta que ya no te asignan tanto trabajo como antes o se lo están dando a otros empleados, entonces sólo terminas tu chamba y esperas la hora de la salida, matando el tiempo en internet, incluso puedes ser el único de tu equipo de trabajo que no tenga chamba, mientras todos los demás están con las manos llenas. También puede que te pidan que le enseñes cosas a alguien nuevo, quien probablemente sea tu reemplazo.
La sobreexplotación
En contrario al punto anterior, en vez de darte menos chamba, te cargan la mano excesivamente con proyectos y tareas imposibles de cumplir. Esto tiene dos objetivos, el primero es que comienzas a sentirte estresado y al final renuncies y el segundo es que los jefes tengan pretexto para correrte por tu bajo desempeño. No importa si logras superarte a ti mismo y logra sacar la chamba de manera milagrosa, ellos te van a correr aunque tengan que darte la liquidación.
Les comienza a valer
Esto también es motivo de preocupación, porque de un momento a otro, ya no le importa si llegas tarde o te vas temprano, si cumples a tiempo con lo que se te pide, si faltas o si cometes un error, simplemente están esperando a que RR.HH. te llame porque ya no vales como empleado.
El seguimiento con lupa
Si por otro lado sientes que están checando todo lo que haces, desde que entras hasta que te vas, incluso te comienzan a pedir informes diarios sobre tus actividades, es porque están buscando un pretexto para despedirte ¡Cuidado!
¿Qué hacer?
Si de plano tienes alguno de los síntomas anteriores, puedes armarte de valor y preguntarle directamente a tu jefe «¿Me van a correr?». Te puede confirmar tus sospechas, o te puede decir que están planeando ascenderte (como si esas cosas pasaran). Al menos tendrás certeza sobre tu futuro laboral y no tendrás que padecer la tortura psicológica.