En los últimos años, emprender se ha vuelto no solamente una opción para universitarios que cuentan con el capital cultural y económico para hacerlo, sino que poco a poco, se ha transformado en una necesidad de muchos jóvenes mexicanos que no encuentran sus expectativas cubiertas en el mercado laboral y que desean salir adelante económicamente, y no son pocas las voces en medios de comunicación que día a día bombardean a los jóvenes con mensajes que los animan a emprender, entonces: ¿Debería la educación emprendedora enseñarse en todas las universidades?
Emprender desde las aulas universitarias
En México, al asociar las palabras emprender y universitarios, lo primero que se nos viene a la mente es el ‘espíritu emprendedor’ del Tec de Monterrey, la universidad que anima a sus alumnos a crear empresas desde el primer día. Sin embargo, ¿deberían otras universidades no solamente invitar a sus alumnos a emprender sino dotarlos con habilidades emprendedoras dentro de los propios planes de estudios? Podría bastar con mirar un ejemplo.
A los estudiantes de la licenciatura en Derecho de cualquier universidad se les enseña sobre las normas y leyes mexicanas, así como distintos tipos de procesos que deben de llevarse a cabo en los tribunales y juzgados; pero no se les enseña a cómo poner a funcionar su propia firma legal. La misma historia con los estudiantes de Arquitectura, donde no se les enseña a cómo comenzar su propia firma de arquitectos; economía, química, biología, filosofía y muchas más. Quizás la diferencia pueda encontrarse en los estudiantes de administración de empresas o contabilidad. Fuera de ellos, es difícil que una universidad, especialmente pública, enseñe habilidades emprendedoras a sus alumnos. Quizá una pregunta válida sería: ¿Por qué deberían de hacerlo?
¿Qué es una educación emprendedora?
De acuerdo con la organización Mashauri, «la educación emprendedora enseña una aproximación científica a la concepción, lanzamiento y desarrollo de un nuevo negocio a través de aprendizaje experiencial». Y es que de acuerdo a ésta misma organización, los estudiantes que reciben este tipo de formación desarrollan habilidades cognitivas que pueden complementar su formación profesional como creatividad, sentido de la oportunidad, toma de decisiones basadas en el análisis crítico, liderazgo y administración, comunicación estratégica y habilidades digitales.
¿Porqué los universitarios deberían de ser emprendedores?
Uno de los argumentos más utilizados a favor de la educación emprendedora en las universidades es que éste tipo de educación realmente aumenta los perfiles de empleabilidad de los propios estudiantes. Y es que parte de la mentalidad de emprendedor es tener habilidades y conocimientos rígidos en negocios, pero también habilidades blandas que muchas empresas están buscando. Y es que de acuerdo con el Foro Económico Mundial, las habilidades que las empresas están buscando en los universitarios son aquellas que justo la educación superior tradicional no brinda, pero sí la educación emprendedora: la creatividad, el manejar de equipos de trabajo, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional y la resolución de problemas complejos.
Beneficios para las universidades con mentalidad emprendedora
Quizá uno de los beneficios más claros de aquellas universidades que fijan una postura a favor de incluir la educación emprendedora en sus aulas sea que sus estudiantes logran una alta tasa de colocación laboral en el período de post-graduación, lo que muchos padres de familia y estudiantes ven con muy buenos ojos. Pero además, la mentalidad emprendedora se traduce en impulsar a los propios universitarios para que puedan enfocar esfuerzos en investigaciones que después pueden traducirse en patentes y contratos de transferencia tecnológica, lo que puede representar una buena fuente de ingresos para las propias universidades.
Más allá de las fronteras mexicanas, grandes universidades impulsan y apoyan a que sus alumnos posean educación emprendedora, tal es el ejemplo del MIT o de Stanford. Quizá podría ser un buen momento para que las universidades mexicanas consideren incorporar al menos un curso de emprendimiento en sus planes de estudio.