La vida tiende a ser demasiado monótona si uno deja que así suceda. Levantarse temprano, de lunes a viernes, y salir de la casa por más de 10 horas y sentarse frente a un escritorio, tratando de sacar los pendientes, hablando con el compañero de al lado, esperando la hora de la comida y pagar la tanda (bueno, quizá eso último no pasa siempre); sólo faltaría agregar un bonito suéter y unos pantalones de vestir para estar describiendo a lo que la cultura mexicana acostumbra llamar como «godínez«; sin embargo, todo esto podría cambiar en los próximos años si nuestro país sigue esta tendencia. Te contamos todo acerca de: la semana laboral de 4 días.
De acuerdo con la OCDE, nuestro país es el lugar donde más se trabaja, pero se es menos productivo. En México, el promedio anual de horas de trabajo es de 2246; pero, el nivel de productividad es de sólo 20%, es decir, de todas las horas que un mexicano se la pasa en la oficina, sólo trabaja realmente el 20%. En el caso mexicano se la productividad se ve afectada por tres factores específicos: una mala cultura del trabajo, una mala visión del trabajo y, el miedo al cambio.
La mala cultura del trabajo
Llegar a al oficina, checar Facebook, ver videos en Youtube, hablar con el compañero de al lado sobre los chismes recientes, tomarse tiempo para desayunar, contestar mensajes de WA, revisar Twitter, juntas que pudieron resumirse en un e-mail, hablar por teléfono, etc… Son muchos los detalles que comen el tiempo día con día y que actúan como un ‘gasto hormiga‘ en el tiempo de productividad.
En Alemania, una de las naciones más productivas del planeta, la propia cultura laboral prohíbe utilizar redes sociales durante las horas laborales, prohíbe hacer llamadas telefónicas para atender asuntos personales y prohíbe hablar con los compañeros sobre temas que no sean laborales. Suena muy rudo, pero es el reflejo de una sociedad enfocada en la productividad.
La mala visión del trabajo
El comportamiento de los empleados también es consecuencia de la mala visión que tienen las empresas respecto a sus empleados y sus vidas personales. En México, el 85% de las empresas tienen ambientes tóxicos para laborar: falta del equipo necesario para trabajar, infrautilización, exceso de carga de trabajo, horarios inflexibles o jornadas extenuantes que no permiten una vida social, comunicación pobre, estancamiento profesional sin posibilidad de crecimiento, ritmos elevados de presión, salarios bajos, ambigüedad al respecto de las funciones del trabajador, y hasta pocas posibilidades de acceso a la justicia laboral es lo que produce empleados infelices.
Las conductas de las propias empresas al referirse que «los empleados no se ponen la camiseta» muchas veces hacen que los empleados reaccionen negativamente y eso repercute en la productividad.
En Europa y lo Estados Unidos, son muchas las empresas que buscan que la experiencia del empleado sean lo más óptimamente posibles. Desde las políticas de Google y Facebook, hasta la prohibiciones que existen en Alemania y Francia sobre lo ilegal que resulta enviar correos electrónicos o llamadas a los empleados fuera del horario de oficina. Y una cosa fundamental: cuando llega la hora de la salida, es la salida; no existe el tiempo extra.
El miedo al cambio: hacia la semana de 4 días
Actualmente, son pocas las empresas que ven con mucho recelo las alternativas que pueden beneficiar a los empleados para hacerlos más productivos, aunque ya existen casos de éxito sobre ello: desde permitir realizar Home-Office, hasta reducir la jornada laboral de 8-6 horas y hasta reducir la semana laboral a 4 días. La clave se encuentra en crear una mayor satisfacción personal entre los empleados; al final, empleados felices son empleados más productivos.
Por ejemplo, en el estado de Utah, Estados Unidos, los servidores públicos han reducido la semana laboral a sólo 4 días y el resultado ha sido un ahorro en las facturas de servicios de limpieza, luz eléctrica, calefacción y agua. Que se traduce en otras palabras en un menor nivel de emisiones de C02 a la atmósfera. En Nueva Zelanda, una de las empresas más grandes de ese país, ha reducido la semana laboral a sólo 4 días y ha visto incrementada la productividad de sus empleados en un 20% adicional. Incluso, la empresa española Iberdrola, que cambió su jornada laboral de 8 de la mañana a 3 de la tarde y su productividad ha aumentado considerablemente y los empleados se sienten mucho más felices.
Evitar el presentismo y estar conscientes de que nadie puede estar 10 horas en el mismo lugar sin buscar algo para distraerse con claves para aumentar la productividad.
En México, el empresario Carlos Slim es quien ha planteado reducir la jornada laboral hasta 3 días, y recién se ha estado hablando en el Congreso sobre iniciativas para que las empresas estén obligadas a dar días de Home-Office a sus empleados.