No a muchos les gusta pensar en esto, pues es una señal inequívoca que la juventud se está acabando y que la adultez te está asimilando como un virus poco a poco. Sin embargo, no es un tema menor preocuparte por tu futuro y el de tus seres queridos; así que relájate, ponte cómodo y prepárate para leer unos buenos consejos a la hora de escoger un seguro de vida.
¿Cómo funciona un seguro de vida?
¿Tienes personas que dependen económicamente de ti? ¿Padres? ¿Hijos? ¿Alguna vez has pensado qué es lo que pasaría con ellos si tu llegará a faltar de un día a otro? Pues eso es precisamente lo que hace un seguro de vida: protege el estilo de vida de aquellos a quienes amas en caso de tu fallecimiento, brindándoles apoyo económico durante un determinado periodo de tiempo.
Un seguro de vida se contrata entre los 30 y 50 años; aunque puede hacerse antes si lo consideras necesario; y es que entre más joven mejor, porque al llegar a los 65 años, son muy pocas las aseguradoras que cubren a personas con esa edad.
Consejos al escoger un seguro de vida
1. Identifica el seguro que necesitas
Hay diferentes seguros de vida y, por supuesto, van cambiando sus precios; aunque cada aseguradora tienen sus propios planes, por lo general estos se dividen en:
- Seguro de vida a término.
- Seguro de vida permanente.
Los seguros de vida a término se llaman así porque fijan un término de vigencia; que puede ser de varios años o décadas; y en caso de fallecimiento dentro del período de término, el seguro paga la indemnización hasta que dicho período llega a su final.
En contraste, los seguros de vida permanentes se dividen en ordinarios y universales; los primeros duran toda la vida del asegurado e incluso pueden dar dividendos anuales; mientras que los universales no tienen vencimiento y, si llegan al punto de madurez, que es cuando el asegurado usualmente cumple 95 o 100 años, el dinero se le entrega al asegurado.
2. Prefiere UDIS en lugar de peso o dólar
Al momento de contratar un seguro, en algunos casos es posible determinar si la suma asegurada estará en pesos, en dólares o en unidades de inversión (UDIS); aunque podría sonar mejor que se encuentre en dólares, siempre existe el riesgo de perder dinero al momento de cobrar la suma asegurada; caso contrario en UDIS, pues estos se van actualizando conforme a la inflación y, por tanto, no pierden su valor con el paso del tiempo.
3. Busca asesoría y lee la letra pequeña
No te quedes con lo que sólo una aseguradora te ofrece, compara varias opciones o incluso asesórate con un agente que maneje diferentes productos de diferentes aseguradoras. También, debes de leer la letra pequeña de tu póliza; es decir, las coberturas, pues puede que el seguro de vida no aplique en determinadas situaciones, de ahí radica la importancia de conocer tu seguro.
4. Nunca mientas
Al momento de llenar la solicitud para un seguro de vida NO DEBES DE MENTIR. Debes de ser muy honesto; enlistar enfermedades anteriores, estado de salud, adicciones, antecedentes familiares y responder con honestidad a los cuestionamientos de la aseguradora. Si te preguntas por qué, la razón es muy sencilla: una de las formas que tienen las aseguradoras de no perder dinero, es investigar a sus clientes; cuando detectan que uno de ellos ha mentido en la solicitud, es motivo suficiente para no indemnizar, incluso cuando se hubiera pagado la prima de manera puntual por muchos años.
5. Tu decides a tus beneficiarios
Los beneficiarios son aquellos a quienes las personas que determinas en la póliza de seguro quienes serán los que podrán cobrar la suma asegurada. No debe de haber ningún error ortográfico en los nombres, ni siquiera por una simple tilde. SIn embargo, el titular está en su derecho de cambiar a los beneficiarios del seguro de vida en todo momento, incluso los puede cambiar en su testamento y no informar a la aseguradora; en este tipo de casos, el testamento tiene más peso que la póliza misma. Independientemente de lo que decidas, recuerda que el dinero del seguro de vida es tuyo, pues has estado pagando la prima durante bastante tiempo.