En el mundo actual, las empresas pueden realizar sus actividades de dos maneras: de la forma tradicional o de formas más innovadora, adaptando la estrategia a las necesidades de cada proyecto. Dicen que aquellas empresas que optan por la segunda opción, tienen mejores resultados y son más competitivas; por eso, hoy te decimos qué son y cómo implementar las metodologías ágiles en la empresa.
¿Qué son las metodologías ágiles?
Las actuales metodologías ágiles tienen su origen en formas de trabajo que primero fueron implementadas por desarrolladores de software y, posteriormente, se fueron adaptando para todo tipo de empresas y proyectos. La expresión “Métodos Ágiles” fue acuñada por primera vez en 2001 para definir a los métodos que estaban surgiendo como alternativa a las metodologías formales a las que consideraban excesivamente “pesadas” y rígidas por su carácter normativo y fuerte dependencia de planificaciones detalladas previas al desarrollo. Como resultado, se expuso el “Manifiesto Ágil” que son los principios en los que descansan los métodos ágiles:
- Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas
- Software funcionando sobre documentación extensiva
- Colaboración con el cliente sobre negociación contractual
- Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan
De esta manera, se busca que las empresas sean más productivas, más flexibles y más transparentes, para que los productos y servicios que ofrecen al mercado sean de mejor calidad. Entre las metodologías ágiles más populares actualmente, encontramos SCRUM, Kanban, Design Sprint, Agile Inception y Extreme Programming XP.
¿Cómo implementar las metodologías ágiles?
Para implementar cualquiera de las metodologías ágiles que existen actualmente hay que tener muy en claro algunos elementos que juegan un papel importante dentro de la empresa. El primero de ellos es saber lo que se quiere lograr, es decir, los objetivos que se quieren alcanzar con dichas metodologías; para ello, no funciona con el simple hecho de proponerse “vender más” o “ser más productivos”, los objetivos deben ser SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales).
En este punto, es conveniente preguntarse si la empresa y organización está preparada en cuanto a recursos para implementar una metodología ágil, es decir, que la infraestructura de la empresa esté lista para admitir nuevas tecnologías; desde equipo de cómputo suficiente hasta una conexión a internet decente.
Ahora, hay que tener siempre presente que todas las metodologías ágiles están enfocadas en el cliente y los beneficios que puede obtener. Por ello, los esfuerzos para adoptar estas nuevas formas de trabajar deben tener claro lo siguiente: que haya una mejora en la experiencia del usuario; que los productos o servicios sean de mejor calidad y que la relación con los clientes se torne mejor.
Lo siguiente es preparar al talento de la empresa; pues, más allá de poder capacitar al talento a través de cursos o consultorías, lo indispensable es que la propia cultura corporativa vaya con los principios ágiles. La clave es alentar al talento a que no le tengan miedo al cambio. Aunque también es posible contratar elementos ya familiarizados con las metodologías ágiles.
Finalmente, existen una gran cantidad de software, gratuito y de pago, para implementar las metodologías ágiles, no temas en probar y descartar varios hasta encontrar uno que satisfaga las necesidades de tu organización.