A cuatro años de haberse titulado en Ingeniería Química y trabajar en un laboratorio multinacional, Valentina se ha quedado sin empleo. El laboratorio fue comprado por otro más grande, y como resultado de la fusión, la plantilla laboral fue recortada en 20 por ciento. Ahora Valentina se encuentra frente a la computadora, preocupada, con una taza de té por un lado. Quiere actualizar su CV para poder aspirar a empleos en varias industrias y empresas. Sin embargo, ¿cómo podría interesarles lo que ella ha aprendido en un nicho tan específico?
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Al comenzar a trabajar, la industria que elijas o en la que entres, o la función que escojas (diseño, finanzas, marketing, RH, administración, etc.) o en la que te contraten al principio… con el tiempo seguramente se transformará en algo completamente distinto.
- Si entraste a servicios, probablemente acabarás en manufactura.
- Si entraste a tecnología, probablemente acabarás en hospitalidad.
- Si entraste a marketing, probablemente acabarás en recursos humanos.
- Si entraste a banca, probablemente acabarás en logística.
Las empresas y las industrias están cambiando, apareciendo ¡y desapareciendo! cada vez más rápido. Lo que hoy hacen humanos, mañana hará algún software o robot. Y para supervisar, desarrollar y decidir sobre de los resultados de ese software -o la operación del robot-, tendrá que haber un humano. Por ejemplo, cada vez tenemos más datos sobre consumo y producción, pero eso, a su vez, ha creado una disciplina humana dedicada a la interpretación de ese datos: business analytics, o “big data”. Y aún en las organizaciones que perduran, hay y habrá tantos cambios que nadie podrá garantizarte que, aún si eres excelente en tu función, seguirá existiendo ese empleo para ti a largo plazo. Puedes preguntárselo -por ejemplo- a un diseñador gráfico, que hace 20 años hacía trazos a mano sobre de un restirador, luego pasó a hacerlo con algún programa de desktop publishing, y hoy más bien diseña y programa sitios web mientras que sus jefes delegan el diseño de logotipos y papelería a sitios como LogoTournament.com.
Esto significa que deberás enfocarte en competencias transferibles, que puedan emplearse para distintos fines, de ahora en adelante. Hazlo así:
Si estás por elegir carrera: elige una donde quede claro en el plan de estudios qué habilidades obtendrás y cómo éstas podrán ser aplicadas en distintos puestos y/o industrias. Si no lo tienes claro, busca conversar al respecto con algún profesor o representante de la facultad.
Si te encuentras estudiando la carrera: enfócate en obtener habilidades que sean “transferibles”, es decir, aplicables en varias partes. Esto podrás conseguirlo más allá del salón de clases, pues mediante actividades extracurriculares también adquieres liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, capacidad de comunicación y otras habilidades necesarias en todas partes.
Si ya te graduaste de la carrera o estás trabajando: busca que tus experiencias profesionales te permitan fortalecer las habilidades “transferibles” que se listan más abajo. Haz de tu ámbito laboral un “gimnasio” donde fortalezcas “músculos” específicos. Escucha y aprende de personas que trabajan en otras partes y ve cómo tus propias experiencias y retos son similares a las suyas.
No todas las habilidades son “transferibles”. La explicación es que cuando haces un cambio de función y/o industria -por gusto o necesidad-, se ven involucradas dos cosas:
Primero, tu conocimiento sobre la industria o función: cuáles son sus procesos, herramientas, actores principales, perfiles de gente o mercados y criterios de calidad;
Segundo, tus habilidades, algunas de las cuales son específicas a esa industria o función -el uso de ciertas herramientas, conceptos y metodologías que no sirven en otro lugar- y otras que puedes llevarte contigo a posiciones e industrias diferentes: liderazgo, administración de proyectos, metodologías de calidad total, trabajo en equipo, manejo de emociones -tuyas y de los demás-, estadística, el uso de Excel, creatividad, idiomas extranjeros, ventas, manejo de clientes, manejo de proveedores, o diseño organizacional.
Respecto al primer elemento -tus conocimientos-, mucho de esto lamentablemente no será fácil de llevar contigo de una industria o función a otra. Los clientes, proveedores, estándares y procedimientos suelen ser muy diferentes en un área contable que en un área de ventas; en un área de laboratorio que en un área de logística.
Pero en lo segundo -habilidades- encontrarás capacidades que te harán competente estés donde estés. Aquí está la clave para ser laboralmente versátil. Poseer este tipo de habilidades -y saber comunicarlas- también te ayudará a convencer a los reclutadores sobre cómo tu experiencia en una industria o puesto diferente te ayudará a detectar oportunidades para importar prácticas de otros lados, resolver problemas con los métodos de otras partes, o abordar nuevos mercados. Por ejemplo, cómo copiar el programa de lealtad de una aerolínea… en la industria de la hospitalidad; o cómo implementar, en un banco, el estilo de innovación en procesos que se acostumbra en el sector manufacturero.
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Con la ventana de Word abierta, Valentina comienza a teclear. Ha reflexionado que muchas de sus habilidades, aunque hayan sido aplicadas en procesos químicos, le podrían resultar valiosas a otras organizaciones: Análisis de fórmulas y procesos químicos. Organización de experimentos y recolección de datos. Diálogo con clientes para entender sus necesidades y forma de aplicación de los productos. Trabajo en equipo con otros integrantes del laboratorio. Ayuda en la coordinación de procesos de “lluvia de ideas” sobre cómo mejorar un producto. Comunicación de avances y resultados delante de grupos, tanto en español como en inglés. Entrenamiento y supervisión de becarios. Con un poco de adaptación, todas éstas son habilidades que miles de empresas, sin importar su industria, necesitan.
Por último, Valentina se asegura de listar, debajo de su puesto, los logros que reflejan que ella realmente posee dichas habilidades. También incluye actividades extracurriculares, en la universidad y después, que sustentan su destreza en varias de dichas habilidades. Hasta su “servicio social” le resulta útil en este sentido: escribe en su CV cómo su ayuda voluntaria en una asociación consistió en identificar mejoras en su manual de procedimientos.
Tras dos horas de trabajo, Valentina hace clic en “Imprimir” y suelta un suspiro de alivio mientras que la impresora hace su trabajo. Intuye que con este CV, su búsqueda de empleo será mucho más exitosa. Tiene razón.