La cultura japonesa despierta en muchas personas una gran curiosidad e interés, no solamente por sus tradiciones milenarias al respecto del imperio japonés, las diferentes dinastías y hasta los Samurai; sino también por ser los generadores de gran contenido de entretenimiento en el mundo como lo es el manga y el anime. Sin embargo, en la cultura y filosofía japonesa, también podemos encontrar un método para encontrar tu propósito en la vida y sentirte satisfecho: hablamos del Ikigai.
Identifica lo que haces bien y lo que te apasiona
En 2016, a través del libro «Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz», los autores españoles Héctor García y Francesc Miralles, explicaron para el mundo occidental algo que ha sido parte de la vida japonesa desde hace muchos años y que los ha llevado, si bien no a tener vidas más felices, sí a sentirse más satisfechos. El Ikigai puede traducirse como «la razón de ser» o también como «la realización de lo que uno espera y desea».
El co-autor del libro mencionado anteriormente habla al respecto del concepto de Ikigai: «El objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia»
4 preguntas para desarrollar tu Ikigai
Sí tu te estás preguntando cómo funciona esto del Ikigai y cómo ponerlo en práctica en tu día a día, va sa necesitar hacerte cuatro profundas y reflexivas preguntas:
- ¿Qué es aquello en lo que eres bueno? Todos tenemos algo en lo que destacamos más que los demás. No necesariamente tiene que ser la profesión a la que te dedicas, quizá pueda ser la cocina, la escritura, la jardinería, la pintura, la enseñanza, el cuidado de otras personas o un sin fin de posibilidades. Lo importante es que sepas aquello que puedes hacer con facilidad y relevancia.
- ¿Qué es aquello que amas? No necesariamente tiene que ser igual a lo que eres bueno, pues puedes amar hacer algo y aunque no seas bueno en ello; sin embargo, cuando lo que amas y para lo que eres bueno se juntan, entonces estás delante de tu pasión. Así que identifica qué es aquello que te apasiona.
- ¿Qué es por lo que te pueden pagar? Todos necesitamos trabajar para vivir y el trabajo tiene que dignificar a la persona que lo realiza para que se sienta realizada. Así pues, qué sabes hacer por lo que puedas realizar un pago a través de ello; cuando esto se junta con aquello con lo que eres bueno, entonces tienes delante de ti a tu profesión.
- ¿Qué le puedes aportar al mundo? Quizá la pregunta más difícil de responder de todas. El mundo necesita de muchas cosas, así como tú le puedes aportar al mundo otras tantas. Para entender éste último punto es mejor verlo a la luz de los anteriores: si lo juntas con aquello con lo que te pueden pagar, entonces tendrás tu vocación; y comúnmente escuchamos que los que tienen verdadera vocación son los que más sacrifican por su carrera, como médicos o enfermeras ¿No es así? Aunque no es totalmente correcto; puede que te pueden pagar por recoger basura de las playas o botellas de plástico en el mar y eso es lo que el mundo necesita ¿No?. Así pues, a esto último hay que agregarle la combinación con aquello que amas, lo cual se traduce en tu misión en la vida (o en el mundo). Puede que el mundo necesite a alguien que cuide de los enfermos, que luche por la ecología, que pueda encontrar una vacuna a nueva enfermedades o, simplemente, alguien que pueda contar historias que mantengan la esperanza en las personas; y si amas la investigación, la medicina, el cine o la escritura, entonces ya habrás encontrado la misión que te encomienda la vida y el mundo.
Cuando tomas los 4 aspectos (pasión, profesión, vocación y misión) entonces habrás descubierto tu Ikigai.
El Ikigai no es la receta japonesa para vivir feliz, pero sí resulta una guía para vivir satisfecho. Es responder a la pregunta que todos se han hecho en algún momento: ¿Cuál es tu razón de ser? A este mundo no solamente venimos a ser felices, sino a experimentar todo el abanico de emociones y sentimientos que el cuerpo y mente humanos puede darnos.
Si tú aún no encuentras tu Ikigai, no te preocupes, no hay prisa, pero tu siguiente misión será levantarte e ir a averiguar cuál es el tuyo. Y si quieres aprender más para encontrar el equilibrio entre la vida personal, el trabajo y la felicidad, checa este curso en línea: Trabajar para ser feliz.