Como director de una asociación civil dedicada a «conectar» estudiantes con oportunidades de práctica profesional, tengo la oportunidad de observar las prácticas o estadías de cientos de estudiantes universitarios en empresas de todo tipo. Conforme los estudiantes realizan sus prácticas, es común -y de hecho es una gran idea- que la empresa los invite a hacer una presentación delante de gerentes y directores (incluso profesores y representantes de las universidades) sobre los hallazgos, resultados y aprendizajes que el estudiante ha tenido.
Naturalmente que casi todos los estudiantes aceptan esta oportunidad para lucir lo que han hecho y aumentar la probabilidad de que la empresa les ofrezca un empleo al graduarse. Y la empresa sale beneficiada porque logra ver más claramente lo que los muchachos están haciendo, y de ahí reclutar talento.
Muchísimos jóvenes salen con trabajo de aquí. Y muchos de ellos no habrían podido conseguir, de otra forma, una oportunidad de contratación en empresas de semejante prestigio (multinacionales, empresas líderes en su ramo). Así que sin duda soy un entusiasta del tema.
Pero lo que me llama poderosamente la atención es que, al hacer estas presentaciones delante de gerentes y directores, la decisión de ofrecerle a los becarios un empleo es afectada no sólo por la calidad del proyecto y los resultados, sino por la habilidad del estudiante para comunicarse, hablar claramente, mostrar energía y seguridad en sí mismo(a), y hasta «caer bien».
He visto que extraordinarios proyectos fracasen en generar una oferta de empleo porque fueron mal comunicados. Y al revés: he visto proyectos bastante normales –hasta mediocres– producir grandes resultados para el estudiante, porque él o ella los explicó con talento.
¿Me creerían si les digo que esto sucede muchísimo?
Ya hay al menos un artículo en Profesionistas sobre cómo hacer buenas presentaciones, pero quiero agregar aquí mis dos centavos. Si eres practicante o hasta empleado, al hacerle una presentación a la empresa, sigue estos consejos:
1. Usa láminas para explicar tus puntos principales. Pero asegúrate de mantener la atención de tu audiencia en ti. Sé el protagonista de la presentación.
2. Comienza explicando la relevancia o impacto -real o potencial- de tu proyecto. ¿Cuánto se podría ahorrar la empresa si siguiera tus consejos? ¿cómo sería más competitiva la organización? ¿cuál es la oportunidad que estás viendo? ¿dónde está el valor de lo que hiciste?
3. Sé analítico: usa cifras, datos concretos, evidencia para respaldar lo que dices.
4. Considera la posibilidad de usar algunas gráficas, tablas o diagramas, pero tampoco exageres: no le quites el tiempo innecesariamente a tu audiencia (¡sé breve!).
5. Agradécele a la empresa la oportunidad de abrirte sus instalaciones para que realices tu estadía, y si has tenido algún interlocutor o aliado en particular en la empresa, dale las gracias públicamente también.
6. Demuestra entusiasmo y alto nivel de energía. Modula tu voz, enfatiza los puntos importantes con tu lenguaje corporal, y no olvides sonreír. Y ve depositando tu mirada por algunos instantes en la gente delante de ti.
7. Si te interesa quedarte en la empresa, sé claro: di que te gustaría ganarte esta oportunidad y, de poder incorporarte, cómo te gustaría proseguir el proyecto o el tema que estás analizando (es decir, cómo tu trabajo podría seguir rindiendo frutos).
Y como siempre: ¡practica delante del espejo, de familiares o de amigos! Nada menos que tu contratación podría estar en juego, así que dale la misma importancia a comunicar con convicción y energía lo que haces… que a explicar los resultados y aprendizajes que has tenido.