Es común escuchar en alumnos de comunicación o marketing que se quieren dedicar a hacer PR (relaciones públicas pues). Suena como un gran trabajo: te la pasas en eventos, conoces gente importante, organizas fiestas, etc. ¿Quién no querría un trabajo así? Bueno, pues lamento decirte que eso no se parece en nada a lo que un profesional de las relaciones públicas hace en el día a día. El trabajo de un PR suele ser bastante menos glamuroso y de mucho trabajo.
Por experiencia propia sé que es muy probable que en tu universidad ni siquiera hayas tenido una clase específica sobre relaciones públicas. Esto es lamentable pero de ninguna manera es pretexto para que, si es la profesión a la que quieres dedicarte, no te ocupes de investigar las habilidades mínimas necesarias para hacer el trabajo y las desarrolles dentro o fuera del aula. A continuación el listado:
1. Escritura perfecta
Buena parte del trabajo de PR consiste en relaciones con prensa, por lo que es muy probable que, sobre todo cuando eres muy junior, dediques buena parte de tu tiempo a escribir boletines de prensa. Un boletín estructurado con criterios periodísticos y con excelente redacción puede ser la diferencia entre que un medio publique o no la nota sobre tu producto.
2. Saber vender y tolerar la frustración
Los medios de comunicación reciben cientos de boletines como el tuyo todos los días, por lo que hay que levantar el teléfono y convencerlos de que tu información es importante y noticiosa. Si no eres capaz de articular un discurso asertivo, breve y contundente para vender tu información simplemente no lograrás ser publicado y, peor aún, en la medida en que no desarrolles esa habilidad los medios te identificarán como alguien que nunca manda información relevante. En este proceso es común recibir muchos “no” por lo que tienes que ser capaz de superar la frustración.
3. Ser bueno investigando
Cualquiera puede hacer un boletín o armar una estrategia con la información que te da el cliente o tu propia empresa sobre un producto. Pero no pocas veces mucho de lo que puede vender mejor un producto no está ahí sino en información del contexto, de la competencia e, incluso, de campañas de la misma empresa en otro lugar del mundo. Si no eres capaz de investigar esta información tendrás muy poco que aportar.
4. Organización
Si no eres capaz de ser organizado y jerarquizar tus tareas vas a sufrir mucho. Si tienes oportunidad de trabajar en una agencia es probable que te enfrentes a la realidad de tener muchos clientes (y que todos piensen que trabajas al menos medio tiempo para ellos). Si como estudiante no eres organizado es buen momento para experimentar serlo por pura subsistencia profesional.
5. Planeación estratégica
En mi experiencia las personas que más crecieron profesionalmente en esta industria son aquellas que fueron capaces de pensar de forma más estratégica y menos orientada a actividades. Esto implica pensar más en desarrollar nuevas formas o más eficientes de cumplir el objetivo que en repetir mecánicamente las actividades tradicionales. Si bien esta es una de las habilidades que se desarrollan más con la experiencia, ayuda poner atención a esas clases de administración o estrategia que crees que no sirven de mucho.
6. Análisis y manejo básico de números
Mala noticia, los números sí importan. En los lugares más profesionalizados del mundo de las relaciones públicas (que son probablemente en los que más vale la pena trabajar) existe una gran preocupación por medir ROI (retorno de inversión) que es, a grandes rasgos, el valor que las relaciones públicas le regresan a la empresa o cliente en relación a su inversión en las mismas actividades. Si bien hay metodologías desarrolladas para hacer esto y no tienes que reinventar la rueda, manejar y analizar estos datos es indispensable en esta profesión.
7. Comprensión del contexto político y social
Las relaciones públicas son una pésima profesión para que no te importe qué pasa en el mundo por dos razones: primero, desconocer la actualidad política o social puede tener serias implicaciones en los productos o servicios que promocionas (ejemplo, una campaña se puede volver políticamente incorrecta) y; segundo, te estás perdiendo de la oportunidad de involucrarte en una de las prácticas más desarrolladas de las relaciones públicas, los asuntos públicos (que se trata básicamente de relaciones con gobierno).
Espero que este texto les sea de utilidad. Quiero escribir más sobre relaciones públicas, así que si tienen un tema que les interese avísenme en @eduardoreyesc.