Las contraofertas son un arma de doble filo, donde se mezclan ego y desesperación y en la mayoría de los casos es negativo aceptarla.
Cuando una persona acepta participar en un proceso de selección es porque ya no está satisfecha con su trabajo actual. Las razones son infinitas pero las más recurrentes son el descontento con el salario y un insuficiente plan de desarrollo ofrecido en la empresa donde labora.
Uno de los errores más comunes es participar en un proceso de selección externo y utilizarlo para que tu empresa actual te haga una contraoferta. Es decir, si bien se está descontento con el trabajo actual por alguna razón, en realidad no ha habido un “deal-breaker” que proporcione razones claras para cambiar de trabajo.
Una persona tiene que utilizar la comunicación para pedir un aumento salarial y para evaluar los planes de desarrollo. El buscar opciones externas antes de negociar a nivel interno es un comportamiento impulsivo que nunca nos beneficiará en la toma de decisiones relevantes y que impacten en nuestra carrera profesional.
En el caso que no se puedan solucionar estas dificultades a nivel interno es cuando tiene todo el sentido buscar oportunidades externas. Este es el único proceso que garantiza una toma de decisión reflexiva y asertiva. La decisión de cambio hay que tomarla en una fase muy temprana del proceso de selección externo y no en el momento de la oferta. En la fase temprana ves la situación con más perspectiva y seguridad, es cuando identificas de manera objetiva los pros y los contras de permanecer o no en la compañía actual.
Si anteriormente no eras lo suficientemente valioso(a) para que te dieran un aumento o el plan de desarrollo deseado, ¿qué es lo que te hace valioso(a) después de presentar tu renuncia? En realidad no lo eres, simplemente es el recurso fácil y con menor impacto para la organización desde un punto de vista cortoplacista.
Hay que ser lo suficiente maduro para recurrir a los “deal-breaker”que se han identificado previamente y por los cuales decidiste buscar oportunidades profesionales externas. Por otro lado, si decides rechazar una contraoferta es importante que seas respetuoso y agradecezcas a tu empleador la oportunidad que te ha dado durante el tiempo concurrido.
Ahora bien, si decides aceptar la contraoferta y permanecer en tu trabajo actual después de pensar cuidadosamente ambas opciones, es importante recordar que la posibilidad de que tu empleador tenga muy presente tu intento de renuncia y te considere un riesgo para la organización es muy alta. Es bastante común que los empleadores usen la contraoferta para tener el tiempo suficiente de conseguir un reemplazo para tu posición, ya que han perdido la confianza en ti.
Para cerrar con datos, he identificado que alrededor del 90% de las personas que aceptan una contraoferta se van en menos de un año, ya sea de forma voluntaria (los “deal-breakers” no desaparecen) o porque el empleador ha perdido la confianza y eventualmente decide despedir a la persona.
Yo siempre aconsejo declinar las contraofertas, nunca es bueno volver atrás.