Estás trabajando frente a tu computadora y de pronto te llega una invitación para un lunch de trabajo o brown bag lunch. Te encantaría ignorar el evento, pero con todo el desgano del mundo aceptas acudir. ¿Por qué? Porque no quieres ser el único que no asista y después ser señalado como aquel que no colabora. Pero ¿a qué se debe tu fastidio? Te molesta que además de las 20 mil cosas que tienes que hacer en la semana, te quiten tu tiempo de comida y te obliguen a trabajar en tu único espacio del día para despejarte un poco.
Sin embargo, los brown bag lunch surgieron con una idea completamente distinta. Buscaban ser un espacio en el que los compañeros de una oficina pudieran explorar temas distintos y convivir en un espacio distendido, ajenos a las presiones laborales. Se suponía que estas eran oportunidades informales para los trabajadores de aprender en la oficina. El objetivo era estrechar lazos entre colaboradores de una misma empresa y motivarlos para mejorar su conocimiento sobre temáticas diversas.
Entonces, ¿cómo llegamos a tener reuniones que logran exactamente lo opuesto, arrastrar a personas sin el menor interés verdadero de participar? Muchas compañías comenzaron a ver los brown bag lunch como una manera de asegurar que sus empleados no pasaran demasiado tiempo en la comida y cerciorarse de perder el menor tiempo posible de su productividad. En vez de abordar temas de capacitación, muchos lugares han utilizado estas oportunidades para abordar temas de la oficina en la hora de comida.
El resultado salta a la vista, en vez de aumentar la motivación de los empleados estas juntas han logrado generar aversión de parte de los empleados a los brown bag lunch. Los trabajadores llegan a sentirse explotados, sin un tiempo real para disfrutar su comida y los niveles de productividad, en vez de aumentar, decrecen pues los asalariados están enojados con la compañía.
¿Cómo darle la vuelta a esta situación?
Retomando el objetivo original. La idea de este tipo de eventos es crear una cultura de aprendizaje al interior de la empresa, para ello se necesita visión a largo plazo, en vez de concebir estas juntas como pérdida de horas productivas se requiere entender que con ellas se puede alimentar una filosofía de mejora continua que necesariamente incidirá en el desempeño de los trabajadores y elevará la productividad. ¿Cómo? El equipo que está motivado a investigar más, a capacitarse y actualizarse continuamente, asumirá la misma actitud frente a las tareas diarias. No se limitará a cumplir con la tarea asignada, sino que buscará alcanzar los objetivos planteados de la manera más eficaz.
Esta búsqueda constante necesariamente se traducirá en beneficio para la empresa. No importa que a simple vista los brown bag lunch parezcan no tener relación con el trabajo, finalmente ayudarán a formar a seres humanos más plenos con un mejor desempeño laboral.
Está probado que en equipo se aprender mejor, que la interacción con otros nos ayuda a comprender lo que a solas podría parecer más complejo. Al estar rodeados de otros, compartimos dudas, otros pueden ayudarnos a responder nuestras preguntas, observamos las acciones de los demás y obtenemos ideas, descartamos posibilidades.
Para alcanzar estos objetivos los brown bag lunch es recomendable que busquen:
- Ser verdaderamente opcionales. Habrá quien, por lo menos al principio, no esté convencido del valor de estas reuniones y hay que respetar esta postura.
- Ayudar a los participantes a profundizar su conocimiento en un tema que verdaderamente le interese, para eso es necesario investigar cuáles son los intereses del equipo.
- Ofrecerse de manera consistente, así la gente puede programarse para acudir y se pueden comparar y experimentar otras prácticas para identificar aquellas que funcionan mejor con el equipo.
