Un robot es una máquina automática y programable capaz de sustituir al humano en algunas tareas tediosas y complicadas, mientras que, la inteligencia artificial es la que exhiben las máquinas y que son propias de la cognitiva humana como el aprendizaje y la resolución de problemas. Y esto último es algo que cada vez preocupa más a los humanos, sobre todo en el ámbito laboral.
No son pocos los estudios y artículos que analizan las consecuencias que la inteligencia artificial y lo robots traerían para el desempleo mundial, en especial para aquellos trabajos que encuadran en la teoría de las tres D’s: sucio (dirty), aburrido (dull) o peligroso (dangerous), puesto que se considera que estos trabajos son para robots. Pero más allá de los empleos sistematizados como lo pueden ser los choferes de cualquier tipo de trasporte o los bodegueros y almacenistas, las profesiones también tendrán un gran impacto con la llegada de la IA.
Alguien está tocando la puerta y es Wall-E quien viene por los médicos y los abogados. Aquí te decimos el por qué:
Diagnósticos desde la comodidad del hogar.
Muy al estilo de Star Trek en donde unos dispositivos del tamaño de un celular podían analizar el cuerpo humano en busca de qué andaba mal; no sólo el diseño de las nuevas tecnologías permitirá escáneres portátiles que hagan exactamente lo mismo, sino que además, los robots serán los que se encarguen de emitir los diagnósticos con éstas herramientas.
Watson, es una inteligencia artificial desarrollada por IBM que se encarga de analizar millones de datos e información, comúnmente conocido como Big Data y emitir la respuesta a cualquier cuestionamiento que se le haga. Actualmente es de uso comercial y ya está siendo usado en varios campos como la medicina. Tan sólo este año, Watson analizó 1500 genes del genoma humano en cuestión de meses y descubrió cuáles podrían estar asociados con la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Esta actividad le hubiera llevado años a los médicos humanos, pero con Watson esto podría facilitar el camino en la creación de fármacos para aliviar el dolor de esta enfermedad que por ahora no tiene cura.
Según la OMS, hay más de 10,000 enfermedades que afectan a los humanos y es virtualmente imposible para cualquier médico conocer a detalle cada una de ellas, sus tratamientos y efectos secundarios. Herramientas de inteligencia artificial como Watson hacen posible recolectar la información y emitir un diagnóstico.
Para 2030, los objetivos del desarrollo sostenible plantean llevar la cobertura sanitaria a cualquier persona en el mundo y con más de 7 billones de habitantes, la inteligencia artificial instalada en robots podría ayudar a hacer realidad la meta. Así pues ¿los médicos desaparecerán? La respuesta es no. Siempre será necesario un experto en medicina que complemente el curso sugerido por la inteligencia artificial. Al menos por ahora.
El futuro de los abogados muy lejos de las leyes.
Watson también tiene aplicaciones en el ámbito jurídico y, de hecho, algunas firmas en los Estados Unidos están comenzando a usarlo. Las herramientas de minería de Datos o de Big Data serán la revolución que ponga en peligro la existencia del abogado como lo conocemos, pero sobretodo, de los pasantes.
Aquellos jóvenes que incluso antes de salir de las escuelas de derecho entran a trabajar a los despachos jurídicos con el fin de obtener experiencia y en algún momento convertirse en abogados y hasta socios, sus tareas son principalmente el seguimiento de los casos ante diferentes tribunales, mantener al día la información de las notificaciones y organizar sistemáticamente las jurisprudencias o datos que puedan ser relevantes para el caso concreto, estarán en riesgo de desaparecer. Watson puede hacer todo eso y de una forma mucho más sencilla y rápida. Como en el caso de los médicos, analizar todas las leyes y reglamentos disponibles en conjunto con la jurisprudencia y sentencias emitidas, incluso podría llevar a Watson a emitir hipótesis sobre cómo se resolvería cada caso en concreto.
Claro, la inversión en una herramienta de inteligencia artificial representa, por ahora, un costo alto en comparación con el costo que puede ser tener un pasante humano, pero llegará el momento en que incluso la señora del archivo en cada juzgado sea sustituida por un robot pues al final, la burocracia tendrá que ceder ante el desarrollo tecnológico, no sólo porque a un robot no se le tiene que dar prestaciones ni tampoco días de descanso, sino también, porque es más eficiente y organizado. Según un informe de ‘Deloitte Insight’, el 39% de los empleos en el sector jurídico será automatizado para el 2020. Esto es que la información y documentación de los casos legales será tarea de programas de inteligencia artificial y ya no de asistentes.
Entonces ¿Dónde queda la labor del abogado y sus pasantes? ¿Y la de los médicos? Tanto los estudiantes de medicina como los de derecho necesitarán una formación sólida en sus respectivas disciplinas, pero más allá del conocimiento que puedan adquirir sobre enfermedades o leyes, será necesario reinventar los sistemas educativos sobre la base de adquirir habilidades que los robots nunca podrán tener: creatividad y humanidad.
En la medicina, el trato con los pacientes, la investigación biomédica, el consejo y acompañamiento durante los tratamientos generarán médicos capaces de interactuar en conjunto con la inteligencia artificial y no frente a ella. En el campo del derecho, es evidente que un robot nunca podrá suplantar a un juez, pero el cultivar a los nuevos jurisconsultos en habilidades como la negociación, la empatía, y los razonamientos lógico-jurídicos serán claves para formar abogados que actúen con las herramientas tecnológicas que tengan a su disposición.
El problema no son las profesiones, sino cómo se realizan actualmente, deshumanizadas, frías y alejadas del paciente o cliente. La creatividad y humanidad es el valor agregado que tienen que añadir para evitar su extinción. No es que los abogados o médicos vayan a desaparecer, pero sí, las tediosas tareas que hasta ahora caracterizan a sus disciplinas. Cualquier profesión que a partir de ahora no incorpore conocimientos de informática o análisis e interpretación de datos, está condenada a ser superada por aquellos que sí lo hagan.
Paradójicamente, así como el renacimiento trajo a la humanidad una explosión en el conocimiento y las artes; la inteligencia artificial podrá traer al siglo XXI la reivindicación necesaria a los individuos soñadores o creativos. Y así como surgieron los e-mails, surgirán los e-lawyers, e-medics y las e-profesiones.