Hace poco leí un artículo sobre una declaración de Mark Zuckerberg respecto a su primera regla para contratar. Ésta es básicamente “sólo contratar a alguien que trabajará para mi si es una persona para la cual yo querría trabajar”. Desde luego, Zuckerberg no está buscándose jefes, simplemente está planteado un escenario en el que, de no estar en su posición, estaría feliz de trabajar para las personas correctas.
Si bien no todo el mundo contrata como Zuckerberg, estoy de acuerdo con su regla y considero que es importante tomarla en cuenta, tanto para quien está reclutando personal como para quien está buscando empleo. A continuación te comparto algunos elementos que, en lo personal, me dicen que serías una persona para la que me gustaría trabajar (y por lo tanto te contrataría a la primera oportunidad).
1. Liderazgo
Una persona que es capaz de demostrar carácter de líder puede inspirar hasta a su jefe o a todo un equipo, sin importar el lugar que ocupe en el organigrama. Ahora, la forma de demostrar liderazgo tiene menos que ver con presunción y más con emoción por lo que haces, cuando ésta es genuina suele impregnar todas tus actividades y a las personas con las que colaboras, por lo que es difícil de fingir que la tienes cuando no es así. Otro elemento que denota liderazgo es la integridad a prueba de todo y es imprescindible para ser la cabeza de un equipo que esté dispuesto a seguirte.
2. Aprendizaje
Las personas con una actitud más dispuesta para aprender cosas nuevas y que al mismo tiempo tienen interés por compartir con los demás su conocimiento son justo el tipo con el que disfruto trabajar. La razón es simple, suelo aprender mucho de ellas y ellas pueden aprender de mi. Nada me decepciona más en un colaborador que la falta de curiosidad, ya que su capacidad de traer soluciones a la mesa es limitada y se va reduciendo con el tiempo. Por otro lado, una persona que por su naturaleza enseña a los demás lo que sabe es un recurso extraordinario para un equipo, pues enriquece a todos de una manera muy eficiente.
3. Confianza en sí mismo
Nada más refrescante que una persona que trabaja para ti te comunique de forma asertiva que no está de acuerdo con una de tus ideas, lo argumente y proporcione una idea alternativa. Para hacer eso se requiere además del conocimiento, confianza en si mismo. Para quienes consideramos que nuestra trabajo no es tener la mejor idea, sino identificar la mejor idea cuando se presenta, contar con personas que tengan la capacidad de disentir de forma razonada con su jefe es muy valioso. Y cada vez que lo hacen te demuestran que puedes confiar en su lógica y las decisiones que toman, por lo que el proceso de trabajo se vuelve más eficiente.
4. Proactividad
Si logras demostrar a tu futuro empleador que no necesitas de instrucciones o supervisión exhaustiva para hacer tu trabajo, habrás ganado una buena parte de su simpatía (a menos que sea un micromanager claro, en cuyo caso quizá no querrás trabajar con él de todas formas). Ahora, la primera forma de demostrar tu proactividad no es haciendo todo a tu manera, sino operando dentro de los procedimientos establecidos por la organización. Si haciéndolo te das cuenta que dichos procedimientos tienen oportunidad de mejora, entonces sí se agradecerá que seas proactivo y propongas una solución.
Puede que no te contrate Mark Zuckerberg por tener estas habilidades, pero te aseguro que si alguien valora que las tengas, vale pena trabajar para él/ella. Si te gustó (o no) el texto avísame en @eduardoreyesc