La economía del mundo como la conocemos se encuentra en constante transformación, a medida que pasamos de una economía industrial a una de servicios, surgen nuevos modelos de empleo y necesidades en donde los clientes y las empresas cambian sus necesidades e introducen nuevos modelos de compra y venta; de esta forma ha surgido la Gig Economy que ahora se enfrenta a los problemas propios de su naturaleza. Si tienes algún conocido que sea socio de Uber, Rappi, Cabify o alguna de estas plataformas similares, esto le interesa.
¿Qué es la Gig Economy?
También conocida como economía colaborativa, la Gig Economy es el momento en que las empresas dejan de contratar empleados de tiempo completo y prefieren contratar más contratistas independientes o freelancers. Es decir, la relación entre la empresa y el empleado se reduce a una prestación de servicio y ningún otro beneficio va más allá de eso. Algunos economistas han pronosticado que en no muchos años la gran mayoría de los empleos serán generados por la Gig Economy, así como ha sucedido con empresas como Uber, Didi, Rappi o Corner Shop.
¿Cuáles son los problemas de la Gig Economy?
Si bien la Gig Economy responde a las necesidades del mercado y en el caso de las empresas como Uber o Rappi, permite que personas que no han encontrado un espacio en el empleo tradicional puedan tener un ingreso económico, lo cierto es que la Gig Economy beneficia a las grandes empresas, pero a mediano y largo plazo afecta a los trabajadores, quienes no cuentan cuentan con ninguna otra prestación más que el pago por sus servicios.
A diferencia de un empleado tradicional, que por ley le corresponden un mínimo de prestaciones, aguinaldo, vacaciones, prima vacacional y utilidades; los trabajadores de empresas de Gig Economy no gozan de estos derechos, pues son las propias empresas quienes no los denominan como trabajadores, sino como contratistas independientes. Aunque representan una solución a corto plazo para gozar de una entrada de efectivo, a mediano y largo plazo, los ‘socios’ de las plataformas de economía compartida tendrán problemas relacionados con la falta de cobertura médica y beneficios de seguridad social; incapacidad, riesgos de trabajo, crédito INFONAVIT o FOVISSSTE y hasta un retiro adecuado a través de una pensión o el AFORE.
Los retos que tiene que superar la Gig Economy
Plataformas de economía colaborativa alrededor del mundo ya están viendo los efectos adversos ocasionados por las política de tratar a sus empleados como ‘socios’. Para el caso específicos de empresas de transporte como Uber o Didi, los problemas no son sólo la resistencia de los gremios de taxistas tradicionales, sino que recientemente se enfrentaron a una huelga en Estados Unidos y Europa, de ‘socios conductores’, causada precisamente porque no ofrecen compensaciones o derechos laborales.
La disyuntiva a la que más y más se acerca la Gig Economy en relación con los derechos de los trabajadores y la presión que tendrán que manejar los gobiernos del mundo para regular a las plataformas de economía colaborativa será un punto de inflexión entre el capitalismo voraz y el derecho laboral. Ya ha sucedido un precedente, en Reino Unido un juzgado laboral determinó que los ‘socios conductores’ de la plataforma Uber son en realidad trabajadores y, en consecuencia, deben de proporcionarles los beneficios que marca la ley. A pesar de los esfuerzos de la compañía de transporte, el razonamiento del juzgado inglés fue que, mientras sea Uber quien determina el precio, las rutas e incluso el momento para terminar la relación con sus ‘socios conductores’ de forma unilateral, entonces no son contratistas independientes, sino trabajadores.