Consejos para desarrollar pensamiento sistémico

¿Alguna vez has escuchado el término «bomberazo»? Si trabajas en un área operativa o de puestos gerenciales/directivos, seguramente estás familiarizado con esta palabra que causa cringe tan sólo escucharla. En muchas empresas el modo de trabajo es apagar incendio tras incendio (imprevisto, tras imprevisto), como bombero que es llamado a la acción y como método de organización pero, termina por agotar a los empleados. Sin embargo, existe una solución que promete terminar con los bomberazos para siempre: ¡Te explicamos qué es el pensamiento sistémico y cómo desarrollarlo!

Tu cara cuando te llaman por un «bomberazo». | Imagen: Giphy.

¿Qué es el pensamiento sistémico?

En todas las organizaciones se presentan retos para superar en el día a día; pero cuando el actuar de los equipos de trabajo se centra solamente en resolver los problemas y no en encontrar la raíz de ellos, entonces lo único que se logra es apagar los incendios que se presentan; buscando beneficios en el corto plazo, pero dejando de lado el mediano y largo plazo. A este actuar de apagar los incendios o actuar de «bomberazo» se le llama ceguera sistémica. 

En cambio, el pensamiento sistémico busca entender cómo funcionan sistemas -aparentemente- no relacionados entre sí; así como las interacciones e influencias que tienen los unos con los otros, de manera que se puedan resolver problemas que no tendrían solución de manera aislada.

La clave está en comprender que nada ni nadie está sólo en este mundo. 

¿Cuál es la importancia del pensamiento sistémico?

De manera general, el pensamiento sistémico puede ser una excelente herramienta para lograr que las organizaciones aumenten su productividad y reduzcan las emergencias que se lleguen a presentar. El pensamiento sistémico ayuda a desarrollar una visión estratégica, analizando la organización como un todo y no solamente como la suma de sus áreas; entendiendo cómo se integra una organización y cómo éstas interactúan las unas con las otras.

En este punto es conveniente poner un ejemplo más claro: piensa en una empresa y en cuáles áreas de esa empresa no tienen relación una con la otra. ¿Puedes encontrar alguna? La respuesta es no. Siempre existirá una relación importante entre una y otra área, por más mínima que ésta sea. Los equipos de marketing dependen del presupuesto que otorga finanzas que, a su vez, está sujeto a lo que permitan los niveles de ventas. O, la atención al cliente está relacionada con el talento que recursos humanos obtenga para esa organización y hasta el trabajo del área de mantenimiento y limpieza para que las actividades se lleven a cabo en un ambiente limpio y sano. Así pues, lo que hace un área puede tener repercusiones, de todo tipo, en las demás áreas de la organización.

El pensamiento sistémico ayuda a entender cómo funciona la organización y cómo se relacionan las áreas entre sí, para llevar a cabo análisis tomando en cuenta a todas las partes involucradas que ayuden a detectar y resolver mejor los problemas.

¿Cómo desarrollar el pensamiento sistémico?

Desarrollar el pensamiento sistémico en una organización requiere de un cambio profundo en la cultura empresarial. No basta con que el director o gerente tenga muy en claro lo que es el pensamiento sistémico; sino, es necesario que todos los empleados sepan que la empresa es un todo y que al desempeñar sus funciones pueden afectar o beneficiar a todos. Por lo que lo esencial es entender que no basta con sólo apagar el fuego de los bomberazos, sino entender qué causa las emergencias y prevenir que sucedan en el futuro.

Otro ejemplo, clásico en todas las empresas: un grupo de clientes se queja de la mala calidad de un producto o servicio que adquirió. El área de atención a clientes les ofrece un descuento y hasta reembolsos; pero la situación se vuelve cada vez más común y la mala imagen de la compañía persiste. El actuar del área de atención a clientes es «apagar el fuego» del descontento de los usuarios; pero, con un pensamiento sistémico quizá pude haberse prevenido dicho descontento al buscar la causa de la mala calidad del producto o servicio en el área de compras, por obtener materiales de calidad inferior; en el área de marketing, por ofrecer publicidad engañosa y hasta en el área de RRHH por contratar a personal no capacitado para su labor.

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