El CV es tu carta de presentación, la forma en que te “vendes” y, en la mayoría de los casos, una de las mejores herramientas para conseguir un buen trabajo.
Como en muchas cosas, importa tanto el qué hiciste como el qué tan bien lo hiciste. Así que no solo se trata de enumerar responsabilidades y proyectos sino que debes dar detalles de las acciones que llevaste a cabo, de los resultados que conseguiste y del contexto en el que lo hiciste. Todo debe estar orientado a transmitir, y en cierta forma vender, por qué tú eres el candidato ideal para ese trabajo.
De forma breve pero detallada tu CV debe dejar muy claro lo siguiente: quién eres, qué sabes hacer, qué has hecho, desde cuándo lo has hecho y qué tan bien lo has hecho. Es importante que tu CV muestre claramente cómo tus estudios, tu experiencia profesional, tus intereses y tus actividades extracurriculares se relacionan y se complementan entre sí.
Un buen CV lo mismo habla de competencias “duras” (conocimientos de programación, capacidad de realizar análisis financieros sofisticados, habilidad para hacer valuaciones de proyectos sociales, habilidades para realizar planos de construcción, etc.) que de competencias “suaves” (liderazgo, trabajo en equipo, comunicación oral y escrita, solución de conflictos, habilidad para negociar, experiencia en ventas, etc.). Recuerda que más que solo enlistar responsabilidades y proyectos debes dar información sobre los resultados que obtuviste y el contexto en el que lo hiciste.
¿Te han presentado o has conocido a alguien a quien, en un par de minutos, tienes que decirle a qué te dedicas? Bueno, pues así como tienes muy poco tiempo para contestarle a esa persona, y dejarle una muy buena impresión, también tienes muy poco tiempo, quizás menos, para que alguien (1) lea tu CV; y (2) lo ponga en la lista de entrevistas y no en el basurero. ¿Cómo lograrlo? Ante todo, debes buscar ser así: preciso, claro y siempre tener presente quién va a leer tu CV. No olvides esto último. Tu CV no es el único que va a leer esa persona y nunca hay una segunda oportunidad para arreglar una primera impresión. Así que dedícale todo el tiempo que puedas a la elaboración de tu CV.
Hay muchas “recetas” y “modelos” de CV pero básicamente debe tener tres secciones: Educación para todo lo que tenga que ver con lo que aprendiste e hiciste durante tu estancia en la Institución de Educación Superior a la que asististe; Profesional en donde se encuentra la información sobre dónde has trabajado, qué has hecho y cuáles son las responsabilidades y resultados que has alcanzado; y una última sección de Información Adicional para todos aquellos datos que consideres relevantes pero que no tienen que ver con las otras categorías.
Debe contener muchos verbos y estar escrito en primera persona del singular (vendí 20 máquinas, diseñé un proceso para reducir costos, resolví un conflicto con nuestro principal cliente, organicé cursos de capacitación para mejorar la productividad de la fábrica, etc.). Debe ser muy “amigable” con el lector y permitirle, muy rápido, identificar en dónde has trabajo, qué tipo de cosas has hecho, qué sabes hacer y qué tipo de competencias y conocimientos tienes. Por ello es muy importante que esté ordenado y bien estructurado.
Piensa en todo momento en la persona que va a leerlo. Pregúntate: ¿cuántos CV tendrá esa persona en su escritorio o buzón de correo electrónico? ¿Qué debe tener tu CV para capturar su atención y conseguirte una entrevista? ¿Qué tipo de perfiles o competencias está buscando esa persona? ¿Cuáles son las palabras o competencias que esa persona quiere identificar? ¿Qué estructura y contenido le facilitará al lector el evaluar tu perfil y eventualmente seleccionarte?
Por último, si ya terminaste tu CV y según tú está listo, hazte un gran favor y entrégaselo a (A) una persona que NO te conozca muy bien; y (B) una persona que SÍ te conozca perfectamente. Es muy importante que busques a esas dos personas. No te quedes con la opinión de solo uno de ellos pues quieres que la primera te ayude a ver qué tanto explica, o no tu CV de ti, y que la segunda —que te conoce muy bien— sirva como “filtro” para ver si no hay algo importante que no estás mencionado, por olvido o porque consideraste que no era muy importante.
Una vez que lo hayan visto, pídeles que te digan, de acuerdo a lo que acaban de leer (1) qué es lo que sabes hacer; (2) qué es lo más importante que has hecho; (3) cuáles son tus principales competencias; y (4) si te contratarían, o no, con base en lo que acaban de leer. Repite este proceso tantas veces como consideres necesario.