Hace poco más de cinco años entré a trabajar a una AC. La verdad es que en ese momento conocía a muy pocas personas que trabajaran en una organización de este tipo. La mayor parte de mi red social se desempeñaba en empresas. Me tocó escuchar de amigos, familiares y colegas cosas como “vas a ganar muy poco”, “estás desperdiciando la oportunidad de crecer en una empresa”, “¿vas a hacer manifestaciones?”, “ese trabajo es peligroso”, “nadie te va a querer contratar después”, etc. A la distancia puedo decir que hay mucho desconocimiento respecto a lo que implica trabajar en una AC, la diversidad de causas y tipos de organizaciones que hay y el horizonte de desarrollo profesional en este sector.
Aquí les comparto algunas razones por las que considero que trabajar en una AC puede ser una buena idea:
1. Diversidad de causas y mecanismos de acción
Así como en la iniciativa privada hay todo tipo de industrias, hay organizaciones con causas tan diversas como ambientales, educativas, de derechos humanos, de promoción del deporte o la cultura, de vivienda, de emprendimiento social, de atención médica, etc. En fin, estoy seguro que si le buscas es fácil que haya alguna organización que trabaje una causa que sea compatible con tus intereses (casi más fácil que una industria específica o área del gobierno lo sea).
Por otro lado, trabajar en una AC no necesariamente significa protestar, hacer manifestaciones o abrazar árboles (todas actividades perfectamente legítimas y valiosas pero que no son para todos). Por ejemplo, hay organizaciones que trabajan directamente con poblaciones o grupos específicos de la sociedad (acercando programas o equipo educativo a niños, asistiendo víctimas de violencia familiar, construyendo casas para personas de escasos recursos, capacitando comunidades en el desarrollo de actividades ecoturísticas, etc). También hay organizaciones que se dedican a hacer investigación, evaluación y/o propuestas de política pública con objetivos como mejorar el sistema de justicia, incentivar el crecimiento económico, reducir los índices delictivos, promover el uso de energías limpias, etc. Incluso he conocido organizaciones que se dedican a facilitar consultoría legal, contable y hasta de comunicación y mercadotecnia a otras organizaciones con necesidad de capacitación en esas áreas. La verdad es que, si lo piensas, dentro de estos mecanismos de acción caben competencias que pudiste adquirir en varias carreras, es decir, hay un campo de trabajo bastante diverso.
2. Nicho de acción
Es cierto, tu ingreso, seguridad social y prestaciones pueden no ser tan competitivos. La mayoría de estas organizaciones en México son auténticas PYMES, viven al día, carecen de procesos administrativos y de toma de decisión consolidados e incluso de responsabilidades y mecanismos de evaluación claros. Es más, como buena PYME es probable que sea una organización familiar (lo cual no necesariamente es malo siempre y cuando no se interponga con el objetivo de la organización ni implique conflictos de interés o vicios de esa naturaleza). Ante tanta área de mejora, trabajar en una organización de este tipo puede ser una extraordinaria oportunidad para construir de raíz, experimentar y proponer cambios significativos que probablemente no tendrías chance de implementar en una institución más consolidada. En resumen, es la oportunidad de crear algo a pesar de la adversidad y de obtener resultados con recursos escasos, historias que pueden ser bastante significativas en tu crecimiento profesional sin importar hacia donde quieras moverte.
Además, si bien hay temas más competidos que otros en México, el número de organizaciones y su participación en la sociedad es bastante incipiente comparada con países más desarrollados. Por lo que es un nicho en el que con persistencia y una buena estrategia te puedes consolidar relativamente rápido como especialista en un tema. He de confesar que me sorprende (para bien) la cantidad de personas menores de 30 años con una participación importante en estas organizaciones.
3. Horizonte profesional
A pesar de lo que te digan, yo he detectado que trabajar en una AC me ha abierto más puertas de interacción profesional de las que pensaba. Para los que quieren hacer un posgrado fuera de México (donde el trabajo en estas organizaciones es más reconocido) les dará una gran historia que contar en sus procesos de aplicación. Lo mismo ocurre si quieres trabajar en un organismo internacional e incluso empresa fuera del país.
Por otro lado, el conocimiento adquirido y la voluntad que puede comunicar el que hayas decido trabajar en una AC, puede ser muy bien valorado en una empresa y no sólo para áreas de responsabilidad social sino para otras más operativas donde tu conocimiento pueda ser aplicado. Lo mismo ocurre en el ámbito gubernamental, haciendo números puedo decir que al menos una tercera parte de las personas que he conocido en organizaciones de la sociedad civil eventualmente se han cambiado a trabajar a dependencias públicas (ya que estén haciendo un buen papel o no es otra historia).
Por último, si todavía no logro convencerte de que consideres trabajar en una ONG, OSC, AC, etc., en algún momento de tu vida, sólo puedo decirte que trabajar por algo que importa es muy satisfactorio. No es mucho, pero es más de lo que varios trabajos te pueden pagar.