Muchas empresas que presumen de ser socialmente responsables, toman muy en cuenta el voluntariado en el CV de los que llegan a tocar la puerta de sus vacantes, quizá incluso tú has hecho un voluntariado alguna vez o has pensado en hacer uno en el futuro próximo. Muchos son los jóvenes que, antes de entrar a la Universidad, deciden tomarse un año sabático para “encontrarse a sí mismos” o tener una experiencia que les transforme la vida y optan por el voluntariado. Ante ésta necesidad, la industria del turismo ha ideado el plan perfecto para los millennials: el volunturismo. Sí, voluntariado + turismo.
“¿Qué tal pasar tus próximas vacaciones en Yucatán, nadando en cenotes y visitando ruinas arqueológicas, mientras ayudas a alfabetizar comunidades rurales? ¡Suena bien! ¿No? ¿Y qué dices de surfear en el mar de Cortés mientras construyes casas para los necesitados? ¿Fregón? ¡Claro que sí!” Puede que, en un principio la idea de combinar tu tiempo libre con las buenas intenciones de ayudar a personas que lo requieren sea una idea genial, pero cuidado, hay veces en que el volunturismo hace más daño que bien.
Por ejemplo, tras el terremoto en Nepal en 2015, aumentó la demanda de voluntariado en orfanatos de ese país para, supuestamente, ayudar a niños que habían perdido a sus padres; de esa manera, el tráfico de niños creció exponencialmente para llenar orfanatos y así lucrar con las buenas intenciones de los extranjeros y la necesidad de las familias pobres pues, de acuerdo a un reciente estudio de UNICEF, muchos niños que se encuentran en orfanatos en Nepal, tienen al menos un progenitor vivo. Además, los infantes sufren de continuos ciclos de abandono tras haber formado un lazo de cariño con los extranjeros voluntarios.
Las agencias de viajes u ONG’s que lucran con el voluntariado, puede que no conozcan las condiciones particulares de cada comunidad e incluso, los proyectos comunitarios no involucren la forma de ser sostenibles para las propias comunidades. En esencia, un cuidado paliativo que no alivia el dolor. Por ello, si estás pensando en hacer un voluntariado próximamente, toma éstas recomendaciones para que seas un voluntario ético y no caigas en el volunturismo que sólo lucra con las intenciones y las dificultades de las personas:
1. Aprende antes de ayudar
Lo primero que debes tomar en cuenta es que, cuando eres voluntario, no le estás haciendo un favor a nadie, estás poniendo tus capacidades y habilidades al servicio de la humanidad de manera gratuita, por ello, ten una mente abierta para que puedas comprender el estilo de vida de la comunidad que ayudarás, aprender de sus necesidades y de su cosmovisión te ayudará a saber cómo puedes ayudar e incluso quizá descubras que no necesitan ayuda de ninguna manera.
2. Investiga antes de viajar
Si una ONG o una agencia de voluntariado está coordinando tu viaje, es buena idea que busques un poco en internet acerca de sus principios, valores y la manera en cómo utilizan los fondos. Los testimonios de otros voluntarios pueden servirte de ayuda. Sobre todo, reflexiona si tus habilidades son las indicadas para el proyecto que quieres emprender. No puedes alfabetizar sin antes no sabes cómo dar clases. Sospecha de aquellas organizaciones que buscan voluntarios no calificados o que no capacitan para ello.
3. Promueve lo sostenible
Ya sea que quieras construir una casa, alfabetizar, cavar un pozo de agua o crear una biblioteca, considera el impacto que tu proyecto tendrá en la comunidad una vez que regreses a tu hogar. En cualquier voluntariado, es indispensable que los locales obtengan capacidades o habilidades que generen un impacto positivo a largo plazo en sus comunidades una vez que los voluntarios se vayan de ahí. Si empoderas a una comunidad, ya no será necesario un voluntariado en el futuro, pues habrán aprendido lo que necesitan para mejorar su calidad de vida.
4. Sé un turista ético
Si al final, la agencia u ONG que organiza el voluntariado, no te logra contestar acerca de la sostenibilidad del proyecto o del empoderamiento de la población local, puede que sus intenciones sean sólo lucrativas. Eso no implica que pierdas la oportunidad de ir de vacaciones siendo un turista ético; consumiendo los bienes y servicios que fomenten la economía local y evitando comprar a empresas transnacionales.
No fomentes el volunturismo y sé un voluntario o turista ético. Sé el agente de cambio que el planeta necesita y enfoca tus buenas intenciones, habilidades y capacidades en donde sean necesarias.