Este documento es tu primera oportunidad de impresionar al reclutador. No solamente es un chaleco salvavidas para tu CV; es una oportunidad de sobresalir entre los demás candidatos y persuadir al reclutador para que te considere en la siguiente ronda. Pero ojo. También puede ser un arma de dos filos.
Puedes tener un CV impecable, pero si tu carta de presentación es mala lo probable será que te descarten. Inclusive con este tipo de requisitos se mide una de las competencias más escasas pero importantes para los reclutadores: saber escribir bien.
A continuación 9 ejemplos de lo que no debes hacer si realmente esperas que te contraten. Aunque recuerda que la redacción depende mucho del tipo de trabajo pues cambia por el sector y la naturaleza de la compañía.
1. Escribir un ensayo.
No se trata de escribir sobre tu vida y lo que haces. Menos describir el perfil de la profesión o el puesto en cuestión.
Se trata de describir por qué sabrías hacer ese trabajo y por qué eres la persona indicada. Lo que el reclutador quiere saber es si tienes las capacidades para sacar el trabajo adelante, pero no quiere un ensayo de literatura.
2. Adular a la empresa
Sí, la empresa sabe lo genial que es, no tienes por qué decirlo. Mucha gente cree que poner las características de la empresa y decir que es una de las top x va a pegar.
Mejor ocupa ese espacio para hablar sobre tus competencias. No por mucho adular tendrás la chamba.
3. Escribir un mail
La carta de presentación es una comunicación muy distinta al correo, al CV, a la entrevista.
Tienes que saber a quién va dirigida, pero no la redactes como si fuera un correo electrónico.
4. Garantizar que eres el candidato ideal
Suena raro, pero poner que cumples todas las características es poco creíble. Es decir, la empresa sabe que siempre habrá un área de oportunidad, por lo que decir que eres el mejor para el puesto es un lugar común.
Es mejor poner algo como “soy alguien que se acerca al perfil que están buscando”, “me gustaría poder ser considerado en su terna de candidatos”, “apreciaría poder platicar personalmente con ustedes”.
5. Repetir lo que viene en el CV
El reclutador ya tiene tu información personal en el CV. No necesita leer de nuevo cuándo naciste, por qué escuelas pasaste, todos los trabajos en los que estuviste y tus pasatiempos favoritos.
La carta es una manera de que el reclutador te visualice en esa posición, por lo que tu tarea es sugerir que lo que estás haciendo es relevante para el rol al que estás aplicando.
6. No usar machotes
Cada empresa es distinta. Si solo borras el nombre de la compañía y lo sustituyes, de entrada, no estás haciendo tu trabajo.
Necesitas investigar a la compañía, y sobretodo, saber a quién va dirigida la carta. Además, es muy probable que cometas errores y mandes cartas equivocadas. Empezar con un “A quien corresponda” suena fatal. Pregunta a quién va dirigida la carta.
7. Máximo una cuartilla
Definitivamente el reclutador ya tiene trabajo suficiente con leer todos los CVs y las cartas de aplicación como para dedicarle a la tuya más de 15 minutos.
Aunque tengas mucho que contar y seas una persona muy importante, escríbela en máximo una cuartilla.
8. Incluir para qué puesto aplicas
Puede que suene muy obvio o hasta innecesario, pero recuerda que el reclutador puede estar en varios procesos de selección, por lo que tu carta debe ser clara desde el primer momento.
Si no dice para qué puesto aplicas, el reclutador no se tomará el tiempo de descifrarlo.
9. No usar siglas
Parece obvio, pero mucha gente describe sus trabajos pasados con el nombre de la compañía en siglas.
Aunque hay muchas que son evidentes, el reclutador no se tomará el tiempo de buscar qué significa lo que pusiste.
Eres un ganador si:
1. Incluyes objetivos a mediano y largo plazo
2. Usas un lenguaje parecido al de la publicación de la vacante
3. Se la das a un amigo a leer y le pides que te describa a qué estás aplicando. (si no lo descubre no eres tan ganador)